jueves, 17 de septiembre de 2015

Libertad

Una frase muy recurrente últimamente es la de “los derechos de uno acaban donde empiezan los de otro”. O algo así. Y, ¿a qué viene esta frase? Bien. Se acercan las elecciones al parlamento catalán, y de eso va el post de hoy.
"Qué pesado macho, todos habláis de lo mismo..."
Una vez prometí a una persona importante para mi que no sería jamás político. Cosas que se dicen sin pensar que quizás será la última vez que hablas con alguien. A partir de ahí, gracias a mi paso por la universidad he tenido el placer de compartir muchas horas con amigos que sí aspiran a ser considerados “políticos” cosa que, sin duda, me ha permitido ver cómo funciona ese mundo, e interpretar de algún modo las diversas estrategias de la política del día a día.
Como bien sabéis, ahora mismo en Cataluña hay una corriente llamada “independentismo” cuyo supuesto objetivo es conseguir la independencia dela región. Por otro lado, están los federalistas, que insinúan que si llegan al poder, España podría ser un país con estados federales, a lo EEUU. Finalmente tenemos a los no independentistas, que dicen que el estado Español está muy bien como está y que mejor no liarse, que si se hace algo, las otras regiones de España se van a cabrear, y hay elecciones que ganar por ahí.
A todo esto, Escocia vivía un momento bastante parecido. Resulta que en ese caso, el partido independentista de Escocia tenía poder en el parlamento británico, de modo que Cameron, presidente del lugar, se vio obligado a convocar el referéndum.
La libertad del pueblo de Escocia se veía sometida a una pregunta clave. ¿Qué hicieron? Huir, y salvar sus vidas. Como si en Bravehearth William Wallace se hubiese callado en el momento de su gran discurso y hubiese dicho “oye, pues huid, pero no os pongáis pesados”. Al final ganó el NO y Escocia no se independizó. Uno de los factores que más influyeron fue, Europa, el Euro respecto a la Libra, y la incertidumbre del “¿y luego qué?”.
En Cataluña el partido del gobierno español tiene mayoría absoluta y no requiere del partido mayoritario catalán, de modo que algo así era totalmente imposible pese a la cadena humana, via per la independència, via lliure, 9N, etc. Desobedecer era una opción de la que nunca se hizo uso por miedo. Y así estamos. Al borde de unas elecciones calificada como “plebiscito” por unos, y “normales” por otros.
Si me preguntáis mi opinión, creo que a todos nos haría falta reflexionar y hablar sobre el tema, no vayamos a acabar gritando “¡Libertad!” antes que nos desmiembren. Metafóricamente hablando, claro.
Pd: Bravehearth es una muy buena película sobre política. Os la recomiendo.