El otro día estaba pensando, y ya sabéis que pensar demasiado a veces no es muy bueno. En mi caso es peor, porque se me ocurren unas cosas que después acabo plasmando en el blog, y es ahí cuando empezáis a intuir que algo falla en esta cabecita que se aguanta sobre mis hombros. Intuición falsa, aquí no pasa nada, circulen.
El caso es que el otro día acudió a mi consulta del amor (o
llamadle como queráis al hecho que te pida consejo un colega), una persona con
el corazón roto en mil pedazos. Se ve que le dieron calabazas. Bueno. Después
de explicarle muy amablemente que no preguntaba precisamente a la persona
adecuada, se me encendió la bombilla.
Le planteé tres acciones que debía hacer después de sufrir
unas calabazas como un campanario. Pero antes de entrar en materia, ¿qué son
unas calabazas?
Una calabaza es el fruto de la planta Lagenaria, o bien
dícese cuando una persona a la que profesas un sentimiento de afección
relativamente profundo, te dice que no es recíproco. En ese momento, te está
dando calabazas (que ojalá te las diese de verdad, porque así eso que te
llevas, luego haces un puré de calabaza o algo, y se te van todas las penas).
Volviendo a los tres puntos/acciones que le propuse. Fueron
los siguientes:
1. Llorar y arrepentirte. Este punto es terrible. A
nadie le gusta aguantar todo el día a una persona que se pasa las mañanas y las
noches llorando y preocupándose por algo que hizo, hizo mal, o simplemente no
hizo. Este punto muerto yo lo solucionaría con un par de hostias consejos.
Pese a mi buena voluntad, lo que necesita una persona en este estadio de la
enfermedad calabazil, es la compañía de buenos amigos que le eviten entrar en
una espiral autodestructiva. La vida va más allá de lo que piense de ti una
persona en concreto. Levanta la cabeza y sonríe, princeso o princesa, que somos
miles de millones en este planeta. Esto es solo un tropiezo en la inexpugnable cuesta
que te llevará al éxito.
2. Olvidarte de él o ella. Cuesta olvidar a una
persona que tienes incrustada en los sesos, y más cuando ha sido durante
tiempo. Lo que sí ayuda es pensar que, mientras para ti ha sido una página del
libro de tu vida, para la otra persona solo has sido una página de libreta, y
de espiral, de las que se arrancan con suma facilidad. Si la otra persona no
está mal, nada te debería preocupar. Olvida todo, empieza de nuevo y sé libre.
Tú pierdes una persona que no te quería, pero la otra persona pierde alguien
que sí le quería. Y parafraseando una afirmación de Game of Thrones, en el
juego del amor, o se gana, o se muere. En este caso para olvidarte de la otra
persona no hace falta que llegues al extremo de envenenar su bebida al estilo Joffrey
Baratheon, pero sí te ayudará borrarla de tus redes sociales. Borrón y cuenta
nueva.
“Estoy tomando
apuntes, sensei del amor, pero, ¿y si queréis seguir de amigos?”.
A los
cuatro años mi padre me contó que los Reyes Magos no existían. Yo sorprendido más que desilusionado, le pregunté
si el ratoncito Pérez tampoco existía, a lo que me dijo que tampoco, que todos los regalos los pagaban él y mi
madre con el dinero ganado
del sudor de su frente. Así que no, amigo. Ni los Reyes Magos ni el ratoncito Pérez existe. No te engañes.
3. Este punto es algo polémico, así que a partir de
ahora procuraré vigilar debajo del coche, no me vayáis a dejar algún artefacto
explosivo tras lo que voy a decir. Ya me ha pasado muchas veces en el Democracy
(un videojuego en el que simulas ser presidente de algún país, y en el que en
su versión africana, siempre me acaba matando un grupo terrorista feminista).
Sé un pulpo.
Entiendo que pueda sonar raro, pero los
pulpos son sentimentalmente felices (los machos, las hembras después de ser
inseminadas, protegen los huevos, los oxigenan, y tras un mes sin alimentarse,
muere cuando se abren los huevos (sorry girls).
Me explico, los pulpos tienen tres
corazones. Más allá de la explicación biológica que tiene, el caso que nos
ocupa es que tienen tres. No uno como los humanos. Tres.
Si le rompes el corazón a un pulpo, da
igual, le quedan dos, y mientras se le cura uno, aún puede vivir como un pulpo
normal sin que, por culpa de unas calabazas, este deje de vivir como hasta ese
momento.
Sé un pulpo. No te dejes amedrentar porque
una persona no te corresponda. Aún te quedan 2 corazones.
PD: Si no me mata un grupo terrorista feminista, me matarán unos biólogos enfurecidos. Esta entrada me ha quedado demasiado estilo Playground. Lo reconozco. Soy un malote.
PD2: Otra cosa que puedes hacer es crecer. Crece como persona, usa un poco la empatía, y entiende que la otra gente también puede decir que no. Y, al igual que tú, cuando dicen que no, no es un "sí, pero insísteme". Un no es un no, tanto si eres tío, como si eres tía. Acéptalo, crece, enfádate si quieres, pero si tú eres libre, los demás también lo son. Así que crece, deja de sentirte el centro del Universo y aprende que no todo depende de ti. En ocasiones, por mucho que hagas, no hay nada que hacer.
Y nada de venirse a bajo.
Hay un momento en la vida en la que es muy y muy importante saber decir que no, saber aceptar un no, o saber interpretar las señales para provocar ese no. Y es justo cuando una relación supera el lindar de lo psicológicamente sano, y una de las dos personas empieza a aprovecharse de la otra a sabiendas que esa persona está enamorada, es en ese momento cuando hay que dejar el gilipollismo del enamoramiento de lado, y pensar en uno mismo. Hay relaciones que te dejan el autoestima por el suelo, y es mejor saber cortar cuanto antes una relación con alguien gilipollas/caraculo/subnormal, que acabarse haciendo más daño de la cuenta.
Al final ese o esa gilipollas/caraculo/subnormal, acabará creciendo, y puede que una vez haya madurado, siga siento gilipollas/caraculo/subnormal, pero entonces ya no será problema vuestro, porque habréis sabido cortar ese vínculo cuanto antes, y ojalá esa persona se quede eternamente sola hasta que aprenda que no se va a ningún lado siendo gilipollas/caraculo/subnormal. Y si no lo aprende, para eso cobramos los profesionales sanitarios.
Sugerencia de peli que debéis apuntar. 500 days of Summer.
Dicho esto, solo añadiré una cosa más. No dejéis nunca que la actitud o los comentarios de nadie, os minen el autoestima. Nunca. Más vale un "que te jodan" a tiempo, que un "que gilipollas he sido". Sinceramente y con el corazón en la mano.
Y nada de venirse a bajo.
Hay un momento en la vida en la que es muy y muy importante saber decir que no, saber aceptar un no, o saber interpretar las señales para provocar ese no. Y es justo cuando una relación supera el lindar de lo psicológicamente sano, y una de las dos personas empieza a aprovecharse de la otra a sabiendas que esa persona está enamorada, es en ese momento cuando hay que dejar el gilipollismo del enamoramiento de lado, y pensar en uno mismo. Hay relaciones que te dejan el autoestima por el suelo, y es mejor saber cortar cuanto antes una relación con alguien gilipollas/caraculo/subnormal, que acabarse haciendo más daño de la cuenta.
Al final ese o esa gilipollas/caraculo/subnormal, acabará creciendo, y puede que una vez haya madurado, siga siento gilipollas/caraculo/subnormal, pero entonces ya no será problema vuestro, porque habréis sabido cortar ese vínculo cuanto antes, y ojalá esa persona se quede eternamente sola hasta que aprenda que no se va a ningún lado siendo gilipollas/caraculo/subnormal. Y si no lo aprende, para eso cobramos los profesionales sanitarios.
Sugerencia de peli que debéis apuntar. 500 days of Summer.
Dicho esto, solo añadiré una cosa más. No dejéis nunca que la actitud o los comentarios de nadie, os minen el autoestima. Nunca. Más vale un "que te jodan" a tiempo, que un "que gilipollas he sido". Sinceramente y con el corazón en la mano.