Tenía pensado publicar otra entrada, pero en mi cabeza
revoloteaba una idea desde hace días.
Hablemos de cosas polémicas, que hoy me he levantado con
ganas de juerga. Amancio Ortega, el tío más rico de España, dona dinero a
Cáritas. Y no poco. De vez en cuando dona unos cuantos centenares de miles de
euros. Tampoco es casualidad que sea a Cáritas, una organización dedicada a
cuidar de los pobres. Seguro que también marca la equis en la casilla de la
iglesia al hacer la declaración (ojo porque afirmando esto me tiro a la
piscina, pública en mi caso porque soy pobre).
¡Cómo nos gusta el postureo, ¿no!?
Hoy, con esta introducción, voy a hacer un importante
intento por comprender la intención de aquellas élites económicas, que pese a
vivir en sus burbujas de bienestar social, se dedican a donar una parte
(miserable) de su fortuna a ayudar a los pobres. Y lo haré con un ejemplo de mi
día a día.
Veréis, los que seguís mi blog sabéis que yo soy un tío con
muchísima suerte. No me toca la lotería, no me caen rayos que me dan súper
poderes, ni tampoco tengo alguna habilidad especial para nada, simplemente tengo
suerte porque me siento afortunado, miro el aspecto bueno de las cosas e intento
aprender de lo malo. Pero, en mi vida, hay muchísima gente que no es así, gente
depresiva que siempre se obceca en las cosas malas y no se sienten para nada
una pizca de afortunados. Con esa gente, yo intento hacer humor, conseguir que sonrían,
reír a carcajadas, contar algún chistecillo, hacer alguna gracia… Sí, lo sé.
Soy un payaso. Que le voy a hacer.
Ahora pongamos que hacemos la conversión de “alegría” a “euros”.
Yo que soy afortunado y alegre, sería muy y muy rico, y me dedicaría a dar “alegría”
a la gente que en este caso es muy pobre y triste.
“Bueno, si pretendías que te viésemos como una Madre Teresa
de Calcuta, no lo estás logrando”.
Ahora pongamos por caso que la gente pobre y triste fuese muy
hostil, y que por ser yo alegre, me quisieran apalear.
¿No creéis que, para adaptarme a una sociedad hostil, me dedicaría a
aparentar ser pobre y triste, que quizás vestiría con ropa pobre y triste, y
que intentaría parecer de costumbres pobres y tristes, fumar lo que fuman los
pobres y tristes, y fracasar en lo que fracasan los pobres y tristes para
sentirme parte del grupo que forma la mayoría?
Pues aquí tenéis la explicación de, primero, por qué la
gente rica dona dinero (aunque obviamente sea insuficiente) a los pobres, y el
por qué muchos jóvenes de familias ricas, tienen a llevar a cabo vidas de
pobre. Todos conocemos al típico chico o chica que, pese a proceder de una familia
adinerada, se dedica a llevar una vida modesta, vestir ropa simple, aparentar
costumbres de las llamadas “hippy”, o simplemente fumar porros todo el día
hasta quedar ciego y no estudiar.
Y ojo, no lo critico. Siempre he pensado que si yo fuese
rico me dedicaría a pasear mi Ferrari por las calles para que los pobres se
pudiesen sacar fotos con él y conmigo, que seguramente tendría hoteles, fincas,
empresas, fábricas, un par de premios Nobel y más de un Oscar.
Claro, que es diferente haber sido siempre pobre y
convertirse en rico, que haber nacido rico y querer saber lo que es ser pobre.
PD: Espero no haber ofendido a ninguno de mis muchísimos lectores ricos con esta entrada (por cierto, aprovecho para decir que si algún multimillonario quiere invertir en el blog o publicitarse aquí, me puede mandar un correo que con mucho gusto le contestaré, escucho ofertas a partir de los... pongamos... ¿10.000€?).