domingo, 19 de agosto de 2018

La senda de la vida


Hace muchos meses que no actualizo el blog (de hecho, hace casi un año), y es que desde setiembre del año pasado que me han pasado muchas cosas. Tampoco tenía pensado contarlas como si esto fuese un diario en el que os explicase mi vida, pero estuve reflexionando el otro día, y la verdad, tenía ganas de compartir las conclusiones a las que he llegado.

Primero de todo, en el título he usado la palabra “senda”. Siempre he tenido en mente la frase que nos dijo una vez una profesora de lengua en secundaria, algo muy típico, y es que “la vida no es un camino de rosas”. Vaya si no lo es, es un camino tortuoso, lleno de piedras y trabas. Algo que dificulta de forma constante nuestro desarrollo como persona en aquellos ámbitos en los que nos sentimos más realizados, haciendo de esta senda algo muy duro. Pero oye, ¿qué gracia tendría si no, si la vida fuese sencilla?

Seguramente muchos de vosotros que leéis esto pensaréis que ojalá la vida fuese un poquitín más fácil y sencilla, que nadie dice que tenga que ser fácil, pero que algo más liviana ya podría ser, hombre, ya está bien. Súper indignados que estaréis por mis palabrejas de niño inmaduro.

Y yo os digo, pero bueno, pero bueno, ¿qué os creéis? ¿Pensáis que esto es como un videojuego donde puedes elegir el modo principiante, el medio, o el difícil? La vida es como es, y más vale tomársela como algo entretenido y divertido, más que como algo difícil y aburrido, porque cada día que perdemos pensando que es un día que nos toca trabajar, es un día más de hacer el vago, o es un día desaprovechado, ahí estamos gastando nuestra vida tontamente.

Y le pasa a mucha gente. Y a mí también. Vas a trabajar un día más, y te lo tomas como el típico día que te toca a trabajar, y no lo es, es un día de tu vida que inviertes en una labor concreta. Estas aplicando unas horas de tu vida en un trabajo, y deberías ser consciente de ello, y entender que esas horas no pueden ser una perdida de tiempo. Disfrútalas, aunque parezca una locura. Diviértete en tu trabajo, aprende y mantén viva la llama de la ilusión con la que empezaste el primer día.

Todo esto lo digo porque ahora viene el momento de las escusas para justificar lo poco aplicado que he sido al continuar con el blog. Veréis, el blog era una forma “poética” de desviar los intensos esfuerzos de mi cerebro para crear algo creativo y que hiciese gracia, es decir, una inversión de tiempo en algo que después, al leerlo, incitase a la segregación de dopamina en mi cerebro, y con lo cual, yo disfrutaría.

La causa que ahora ya no escriba es simple. Tengo otras formas de disfrutar de mi vida. Trabajo de enfermero, estudio Ciencias políticas y de la Administración, tengo amigos, familia, pareja, y los quiero a todos (de diferente manera, por supuesto). Soy feliz a nivel laboral, económico y amoroso. Y puede que no sea rico, mi trabajo no sea estable, y con mi pareja no me pueda ver cada día, pero soy feliz porque estoy en un momento de mi vida en el que he de estarlo, y el día de mañana ya veremos, pero hoy hay que vivir siendo consciente de lo que uno tiene, y entender que la felicidad es algo más que ceros en el banco, echarte unas risas, o sexo desenfrenado. La felicidad es diferente, y hay que ser feliz para entenderlo.

Hay que ser feliz para entender que, quizás, la vida no es un camino de rosas, pero que, quizás, tampoco hace falta que lo sea.