jueves, 1 de septiembre de 2016

Gente tóxica, la vida y las mentiras de autoayuda.

Hoy vengo a hablar de un colectivo social y no me gustaría centrarme en nadie en concreto, y si alguien se da por aludido, pues oye. Que se sienta gratificado de que le dedique una entrada de blog, que cuando este blog y yo seamos famosos, podrá presumir con sus mierda amigos y su asquerosa pareja .

Dicho esto, hoy hablare de la gente tóxica. 

Es tan estúpido que tenga que dedicar una entrada de blog a esto, que me avergüenzo a mí mismo. Deberíamos estar todos disfrutando de la vida, y no pensando en minucias como "esta persona no me ha hablado, debe estar enfadada", "este tío me esta usando", o "qué mala leche tiene tal". Es en realidad una puñetera vergüenza que nos dediquemos a buscar problemas donde no los hay, y por culpa de estas estupideces no seamos capaces de disfrutar de la vida con quien nos quiere, de nuestra familia y amigos que siempre estarán ahí, y de las cosas buenas que nos quedan, si es que nos queda algo después de haber leído libros de estos degenerados psicólogos que dicen ser portadores de la panacea mental, y no saben ni mantener una vida estable y feliz los muy desgraciados. De verdad que me da vergüenza que escritores imbéciles se dediquen a buscar pensamientos basura como la idea de la toxicidad de las personas, solo para vender libros y obsesionar a la gente con estas estupideces. Abramos los ojos de vez en cuando, por favor, que nos perdemos muchas cosas fantásticas de nuestro día a día por ir haciendo el anormal y buscando conflicto donde no lo hay.

Como iba diciendo, hoy hablaré de la gente toxica, un adjetivo no atribuido normalmente a las personas, hasta hace poco tiempo, cuando se ha popularizado su uso para referirnos a las personas que mejor mantener lejos para una mayor salud mental propia. O eso dicen los que se supone entienden sobre el tema.

Os cuento, a lo largo de mi vida he conocido a mucha gente de la llamada “toxica”, y en realidad no es tan malo si entiendes por qué son así. Lo que pasa es que hace falta un esfuerzo mental relativamente grande, y muchas personas de cerebro minúsculo con capacidad de escribir, no son capaces de realizarlo, con lo que simplemente se dedican a escribir libros diciendo “ay que mal las personas tóxicas, aléjalas de tu vida, que cuanto más lejos mejor y paga cuarenta euros por este libro que te soluciono la vida amigo y de regalo este boli para pintar en tu pared los días de imbecilidad que te quedan”.

Total. A lo que iba. No os fieis. Y lo digo en serio. La gente, por tal de conseguir trabajo y subsistir, son mucho de engañar a los demás, y hay mucho degenerado sin escrúpulos que os dirá que la persona que se preocupa por vosotros es una persona tóxica y que mejor os vayáis de casa al Himalaya, que casualmente su primo tiene una agencia de viajes que os lo dejará bien de precio.

“¡Pero a ver, Omar, que la gente tóxica existe!”.

Bueno, sí, pero no todo el monte es orégano.

Una persona tóxica de verdad sería un habitante de una ciudad distópica que no tiene ninguna esperanza en la humanidad, y como ese tipo de personas no las encontrarás fuera de un centro de salud mental, en una sociedad civilizada como la nuestra, en todo caso lo que sí es razonable es considerar una actitud como “tóxica” y no una persona. Y este último concepto es importante, pues muchos libros de autoayuda de mierda, nos incitan a olvidar a aquellas personas “tóxicas” por el mero hecho de adoptar una visión negativa de según qué acciones, y con negativa, me puedo referir a pesimista, o precavida, imaginad la ambigüedad de la palabra.

Eso es una estupidez. No puedes marcar a una persona por adoptar una actitud negativa en un momento determinado de su vida. Difícilmente haya gente en el mundo que tenga una actitud positiva los 365 días del año (a parte de mí, claro está). Entonces, ¿cómo demonios vas a apartar a una persona de tu vida porque haya adoptado una actitud negativa en ciertos momentos?

Es más, os doy un consejo. Si alguien en alguna ocasión decide apartaros de su vida, lo mejor que podéis hacer es apartaros vosotros, porque si una vez ha decidido que no sois suficientemente importante para formar parte de ella, es que igual no os ha valorado suficiente nunca. Y eso puede ser por dos cosas. O esa persona tiene complejo de superioridad hacia vosotros, y luego se ha dado cuenta que tampoco sois tan inferiores, o bien esa persona tiene un complejo de inferioridad que quiere ocultar y luego se da cuenta que os necesita para no ser tan inferior. En ambos casos no vale la pena.

Dicho esto, esa persona, como ya he dicho antes, no será toxica porque ese término no existe y solo se aplica para vender libros. Esa persona simplemente será imbécil, y, sinceramente, la gente imbécil no es que sea tóxica, sino que deberían crear un gremio de la imbecilidad y danzar cogidos de la mano, y así se entretendrían con sus iguales. Pero tampoco es que haya que alejarlos, son personas iguales que tú, querido lector (y algo inferiores que el escritor de este blog, pero esto lo mantendré rallado para evitar conflictos). 

PD: Como sé que después de leer esto, habrá quien seguirá pensando que la gente toxica existe, voy a poner un ejemplo final, que ya sabéis que me encantan los ejemplos clarificadores y además se me dan muy bien las similitudes.

Yo de pequeño siempre fui mucho de sacar notas justillas, y nunca pensé que la profesora me tuviese manía. Quizás por eso no me gusta echar la culpa a los demás de mis propios fracasos, ni tampoco diré que los demás son tóxicos cuando el mayor enemigo para ti, eres tú mismo.  Antes de fijarte en si la gente es tóxica o no, harías bien en mirar si el tóxico para ti no eres tú y tu actitud de fracasado. 

PD2: ¡Tú sí que eres tóxico, Bernardo Stamateas! ¡Imbécil!

PD3: Me han baneado del Pokémon Go y no pienso hablar del tema. Lo digo porque hay algún lector (y no digo nombres Parals que no haya represalias de fanboys), que me han insistido que raje sobre el juego y explique lo sucedido. Y no puedo. El caso está bajo secreto de sumario. 


Secreto del caso.