Hoy, como ya lleva siendo habitual las últimas semanas, he
tenido que cambiar los planes a última hora, y no voy a publicar la entrada que
tenía pensada. He decidido hablar de algo que a muchos os puede parecer una
estupidez y de hecho lo es, pero que vale la pena reflexionar sobre
ello. Os cuento.
El otro día, como muchas otras veces ha pasado en mi trabajo
(soy enfermero), cuando alguien se refiere al personal de enfermería, se
refiere en general a “las enfermeras”, y en ocasiones, cuando me ven a mí, ha
pasado que me han pedido disculpas por referirse a mi como “enfermera” y no
como “enfermero”. Y os prometo que esas disculpas no han sido una única vez,
sino que muchas veces van ya.
“Bueno, ¿y? No entiendo el problema. Si se equivocan se
deberán disculpar, ¿no?”.
Ese es precisamente el problema. A mí no me parece en
absoluto un error. Llámeme enfermera si quiere, que a mí no me ofende en
absoluto. Como sé que esto puede parecer algo complicado para según quien, lo
explicaré.
Tengo súper clara mi heterosexualidad y que soy un tío
(varón según fuentes médicas datadas de hace 23 años). Si alguien se refiere a
mi como “el enfermero”, genial, ningún problema. Si alguien se refiere a mí y a
alguien más como “las enfermeras”, genial. No veo tampoco problema alguno.
“Ya, pero está diciendo que eres una enfermera”.
¿Y? No veo nada de malo en ser enfermera, pues ejerzo la
enfermería y no lo veo como algo malo.
¿Lo habéis visto? Exacto.
Las personas que se han disculpado al llamarme a mí y a
alguien más “enfermeras” lo hacen como si ser mujer fuese algo despectivo o
inferior. No es el oficio por lo que se disculpa, se disculpa por llamar a un
chico, con un adjetivo femenino. Por restar virilidad a un hombre mediante un
adjetivo femenino.
Ha costado llegar a explicar esto último, pero os lo cuento
porque esto se aplica cada día de nuestra vida y no somos conscientes de ello.
¿Os habéis fijado que cuando alguien habla de un plural en femenino, siempre
nos llama la atención como algo inaudito? Pondré otro ejemplo, Ana Gabriel de
la CUP hablando de “las parlamentarias” en general, término que aúna hombres y
mujeres. Obviamente lo dice para mostrarse feminista en sus declaraciones, pero
no deja de ser cierto que son necesarias acciones de este tipo.
Y sé que muchas personas piensan que el problema es de la
lengua, que es machista, y lo que debemos hacer es imponer normativas lingüísticas
para solucionar este desbarajuste. Yo discrepo muchísimo.
La lengua española es genial y no se puede culpar a una pistola, de un asesinato. El problema viene de quien la usa. Y sí, después del mal uso de un arma se puede castigar a esa persona, pero si educamos
previamente sobre el mal uso de un arma, este uso no será tal. Del mismo modo, si
educamos para usar la lengua española (podría haber dicho “el español”) de forma
adecuada, no necesitaremos de normativas que sirvan de parche, y no nos sonará
raro llamar “enfermeras” a un grupo con hombres y mujeres.