Empezaré diciendo que en esta entrada no daré la chapa, sino
que procuraré que sea entretenida para que quien la lea, aprenda y entienda el
mensaje de todo.
La semana pasada estuve en un congreso de trastornos de la
conducta alimentaria y obesidad, porque básicamente (y sin modestia alguna) me
seleccionaron un resumen de una investigación que hice sobre blogs de Ana y Mia
(Anorexia y Bulimia) y tuve que preparar un poster y presentarlo. La
investigación tampoco era nada del otro mundo, no me lo explico.
El congreso era internacional y vino gente experta de todo el
mundo a dar conferencias, así que entre el miércoles y el viernes, estuve
vagando por Barcelona escuchando señores mayores hablando de sus cosas como
quien echa un café en una terraza, pero con público. Había quien sí decía cosas
interesantes, y luego había alguien que como yo, no sabía muy bien qué hacía
ahí.
De todos modos, en un debate al que asistí sobre la
comorbilidad (existencia de más de una patología) entre anorexia y el trastorno
límite de personalidad (TLP), escuché algo que me recordó mucho a una película. Ya os
he dicho que no soy demasiado entendido en el tema (de hecho no soy demasiado
entendido en ningún tema) pero acostumbro a asociar las cosas a películas o
series, y eso quieras o no, siempre hace que parezcas más listo de lo que en
realidad eres.
Un doctor de Ciudad Real, dijo “a veces hace falta tocar
fondo para que se den cuenta de lo que es realmente importante para ellas, y es
entonces cuando pueden empezar la recuperación. Me pareció brillante, pese a
que ya había oído algo similar en la película “El Club de la Lucha”.
Después de oír esa frase me di cuenta, y es que tocar fondo
ayuda siempre. Somos seres humanos, seamos como seamos, tengamos la patología que
tengamos, tocando fondo es cuando sentimos el instinto de supervivencia y además
es cuando nos damos cuenta de quienes somos, y a qué damos valor realmente.
A esto otro doctor contestó que no, que si dejabas que
tocasen fondo, entonces sí que no valorabas a tus pacientes, que dar tanta
libertad a alguien con tendencias suicidas era una locura.
Aún no me he formado una opinión clara sobre el tema de la
autonomía del paciente con tendencias suicidas. Seguramente necesitaré
informarme más sobre el tema para poder opinar. Lo que sí es cierto es que, al
mismo tiempo que tocar fondo ayuda a la recuperación, pero ¿cómo de fondo hay
que estar dispuesto a dejar ir? ¿Existe libertad también en ese aspecto?
YA SABÉIS, TOTALMENTE ANÓNIMO.