domingo, 21 de febrero de 2016

Ser enfermero, algo más que pinchar y cortar.


Ya está bien de tanta tontería. De verdad. Hoy escribo esta entrada del blog muy y muy indignado, y sé que quizás debería respirar un par de veces, pensarlo un poco y dejar pasar el tiempo, pero… entonces sería demasiado políticamente correcto.

Estoy hasta las narices de esa gente que, cuando eres joven, te dicen que no podrás, que no sirves, que eres un fracasado o que te has dedicar a otra cosa, que lo que haces no es lo tuyo. Esos genios que saben codificar el algoritmo del tiempo y predecir el futuro como si tuviesen una puñetera bola de cristal. Esos seres que prefirieron pactar con el diablo, una clarividencia para ver las cosas del futuro, antes que millones de millones de "rosquillas".

Cuando acabé la presentación de mi Trabajo de Final de Grado, en el que hablaba de la posibilidad de educar a la gente por su salud a través de vídeos de YouTube, me dijeron que más que un proyecto de enfermería, era de comunicación. No quiero ni entender por qué alguien le dice eso a un chico de 22 años con ilusión, animos, entusiasmo, con ganas de cambiar el mundo y mejorar la vida de las personas.

Cuando acabé la presentación de mi trabajo final de la asignatura de Psicología de la Salud, del máster en el que hablé sobre “Retórica, argumentación y convicción en la salud”, me dijeron de forma textual que, el papel de la enfermera no es el de convencer de nada. Solo hay que informar y acompañar al paciente en su proceso. Que, si quería convencer, que me dedicase a la política.

Lástima me produce. Y me produce lástima porqué informar lo hacen las cajetillas de tabaco con el “fumar mata”, y acompañar lo hace el perro del ciego. Y sobre todo lástima me produce el hecho que una profesora le diga eso a un alumno de 23 años que pretende cambiar algo tan enquistado como el papel de la enfermera, y dar un vuelco al trato inefectivo que recibe el paciente sobre la educación sanitaria que recibe.

Cuatro años, cuatros años estudiando una carrera para que te digan que no has de convencer a nadie para llevar buenos hábitos de vida, que eso de convencer es de políticos. Que lo acompañes en su proceso. “Fume, fume, fumar es malo, pero fume, yo le miro”.

Y lo peor no es que te digan que te dediques a la política cuando has estado 4 años estudiando enfermería, cuando estás haciendo un máster en una facultad de enfermería, ni tampoco cuando has estado toda tu vida académica trabajando para mejorar una facultad en la que algunos profesores no ven más allá de su nariz y su cartera a la hora de hacer clase (esto sería hasta comprensible porque hay de todo en la villa del Señor). ¡Lo peor es que luego te den la razón el resto de presentaciones!


Uf. Bueno, después de soltarlo, ya me he quedado más tranquilo. Solo añadiré que lo bueno de estar acostumbrado a fracasar, es que te acostumbras a levantarte como un resorte, con más ganas y energía. 

Edición: Escribo esto a modo de añadido un par de días después de redactar la entrada cabreado. No he cambiado de idea, pero he pensado en ello y me he dado cuenta que los cambios grandes se hacen a pasos pequeños. Estoy seguro que algún día el paradigma de la enfermería cambiará y dejaremos de adoptar y enseñar un papel de enfermería sumisa y esclava de su propia rutina, con conocimientos desaprovechados y que aguante a los pacientes en enfermedades evitables. Estoy seguro que algún día todo cambiará, y solo es cuestión de echarle ganas y paciencia, porqué para convencer a un paciente para que deje de fumar, primero hay que convencer a las enfermeras para que aprendan el arte de la convicción. 

Edición 2: Escribo esto meses después de redactar la entrada. ¿Yo escribí esto? ¡Vaya! Parezco un poco cabreado. Voy a intentar censurar un par de cosas antes de publicarlo, no vayan a pensar ustedes que este blog ha dejado de ser políticamente correcto. No quisiera yo dejar esa sensación.

Edición 3: Voy a censurar alguna cosa más. He decidido que no hablaré más de los múltiples premios que he ganado estos meses desde que escribí esto, aunque creo que al decir que no hablaré de ello, ya lo estoy haciendo.

Edición 4: Se había quedado esto sin publicar. Voy a censurar alguna cosilla, no se vayan a ofender ustedes.