Pues sí, llevamos (llevo) ya 100 entradas de blog. Hace ya
dos años que empecé este proyecto, y no solo he alcanzado los dos años en
Julio, sino que también las 100 entradas, y sí, me encantan los números
redondos, soy así.
Pero para llegar a las 100 entradas de blog, he necesitado
la ayuda de muchas personas, que, de algún modo u otro, han inspirado mi día a
día y me han dado alas para seguir escribiendo las chorradas que nos han
llevado a celebrar lo que en esta entrada se celebra. 100 entradas. ¿He dicho
ya que esta entrada es la 100? ¡Qué barbaridad!
Empecé pensando que seguramente no le iba a dar continuidad,
que eso de escribir es para otros con más conocimientos y más intelectuales que
yo. Gente de esa que ha leído libros de los que, la gente como yo, consideramos
“ladrillo”. Esa gente es la que suele tener un blog y lo actualizan cada mes o
dos meses. La verdad, realmente no me veía capaz ni de llegar a las 20
entradas, y seguramente muchos de los que me conocéis debíais pensar lo mismo,
aunque, por respeto, no lo dijerais.
Con este blog he descubierto una parte de mí que desconocía
totalmente, y es que me encanta contar las cosas que me pasan. Lo que también
es cierto, es que he aprendido a no contarlo todo, y a exagerar un poco las
cosas. ¿He dicho “exagerar”? Quise decir “hacer mi vida más comercial”.
Entradas como la que aún es la más leída del blog “Me han
roto el corazón”, “Adiós a los debates” o “Dulce Ramadán” son buen muestra de
ello. Os he mostrado mi vida de una manera diferente a como realmente es. Una
manera, espero, más divertida, entretenida, fácil de leer, y con humor del mío,
sí, del simple.
A veces hacen falta más cosas como estas, y por eso lo he
hecho tal y como es. Me refiero a que, el blog, en sí, contando las cosas como
son en la realidad, pues, no sé, pero personalmente, me viene un tío a contarme
su vida, cómo le han dado calabazas, cómo hace el Ramadán, o cómo ha dejado los
debates universitarios, pues igual, me daría un poquitín igual, a no ser que le
conozca mucho y diga “ay, pobrecillo, voy a leer su blog”, que es el caso de
mucha gente que lee este blog, pero realmente, por lo que veo en la
estadística, no toda.
Vivimos en un mundo con muchísima información de todo tipo,
por todos lados, y sin respiro alguno. No podemos procesar, y mucho menos
tenemos la capacidad de leerlo todo. Por eso, hace falta más gente que escriba
de forma próxima y con un estilo cercano a las personas que lo leen. Está muy
bien escribir una novela de ficción en la que desgranas todo el diccionario y
describes hasta la más simple esquina con pelos y señales, pero eso hoy en día
es inútil. A la gente no le importan los pequeños detalles, a la gente le
importa la información que les es próxima y que les llama a reaccionar de una
forma determinada. Y por eso fallan profesores, fallan escritores, fallan
científicos, y en cambio, vence Playground, vence el ClickBait, y vencen los
twitteros.
Iba a dar las gracias a mucha gente, pero creo que lo dejaré
estar, primero, porque sería revelar quien inspira cada entrada, lo cual sería
a su vez, exponer mi opinión exagerada de las cosas, y eso solo nos llevaría a
equívocos.
Creo que lo dejaré en dar las gracias a los que me han
seguido estos dos años, a aquellos que han leído esta entrada, o cualquiera de
las que he escrito, y también a aquellas personas que empezaron en algún
momento a leerme, y lo dejaron porque la vida, ¡ay la vida! Demasiada vuelta da.
Lo dicho, muchas gracias, y no os preocupéis, seguiré
tocando las narices mientras me quede inspiración o acabe en la cárcel. Espero que sea la primera.