viernes, 4 de agosto de 2017

100 entradas, y 100 agradecimientos

Pues sí, llevamos (llevo) ya 100 entradas de blog. Hace ya dos años que empecé este proyecto, y no solo he alcanzado los dos años en Julio, sino que también las 100 entradas, y sí, me encantan los números redondos, soy así.


Pero para llegar a las 100 entradas de blog, he necesitado la ayuda de muchas personas, que, de algún modo u otro, han inspirado mi día a día y me han dado alas para seguir escribiendo las chorradas que nos han llevado a celebrar lo que en esta entrada se celebra. 100 entradas. ¿He dicho ya que esta entrada es la 100? ¡Qué barbaridad!


Empecé pensando que seguramente no le iba a dar continuidad, que eso de escribir es para otros con más conocimientos y más intelectuales que yo. Gente de esa que ha leído libros de los que, la gente como yo, consideramos “ladrillo”. Esa gente es la que suele tener un blog y lo actualizan cada mes o dos meses. La verdad, realmente no me veía capaz ni de llegar a las 20 entradas, y seguramente muchos de los que me conocéis debíais pensar lo mismo, aunque, por respeto, no lo dijerais.

Con este blog he descubierto una parte de mí que desconocía totalmente, y es que me encanta contar las cosas que me pasan. Lo que también es cierto, es que he aprendido a no contarlo todo, y a exagerar un poco las cosas. ¿He dicho “exagerar”? Quise decir “hacer mi vida más comercial”.

Entradas como la que aún es la más leída del blog “Me han roto el corazón”, “Adiós a los debates” o “Dulce Ramadán” son buen muestra de ello. Os he mostrado mi vida de una manera diferente a como realmente es. Una manera, espero, más divertida, entretenida, fácil de leer, y con humor del mío, sí, del simple.

A veces hacen falta más cosas como estas, y por eso lo he hecho tal y como es. Me refiero a que, el blog, en sí, contando las cosas como son en la realidad, pues, no sé, pero personalmente, me viene un tío a contarme su vida, cómo le han dado calabazas, cómo hace el Ramadán, o cómo ha dejado los debates universitarios, pues igual, me daría un poquitín igual, a no ser que le conozca mucho y diga “ay, pobrecillo, voy a leer su blog”, que es el caso de mucha gente que lee este blog, pero realmente, por lo que veo en la estadística, no toda.

Vivimos en un mundo con muchísima información de todo tipo, por todos lados, y sin respiro alguno. No podemos procesar, y mucho menos tenemos la capacidad de leerlo todo. Por eso, hace falta más gente que escriba de forma próxima y con un estilo cercano a las personas que lo leen. Está muy bien escribir una novela de ficción en la que desgranas todo el diccionario y describes hasta la más simple esquina con pelos y señales, pero eso hoy en día es inútil. A la gente no le importan los pequeños detalles, a la gente le importa la información que les es próxima y que les llama a reaccionar de una forma determinada. Y por eso fallan profesores, fallan escritores, fallan científicos, y en cambio, vence Playground, vence el ClickBait, y vencen los twitteros.

Iba a dar las gracias a mucha gente, pero creo que lo dejaré estar, primero, porque sería revelar quien inspira cada entrada, lo cual sería a su vez, exponer mi opinión exagerada de las cosas, y eso solo nos llevaría a equívocos.

Creo que lo dejaré en dar las gracias a los que me han seguido estos dos años, a aquellos que han leído esta entrada, o cualquiera de las que he escrito, y también a aquellas personas que empezaron en algún momento a leerme, y lo dejaron porque la vida, ¡ay la vida! Demasiada vuelta da.


Lo dicho, muchas gracias, y no os preocupéis, seguiré tocando las narices mientras me quede inspiración o acabe en la cárcel. Espero que sea la primera.