Hacía tiempo que no escribía nada sobre amor y desamor, con lo
que le gusta a la gente que lee el blog. Pues bien, hoy me apetecía escribir sobre
el tema. Por cierto, nunca pensé que pudiese llegar pensar un título que me
diese vergüenza publicar, y bingo. Este es demasiado friki hasta para mí.
Sé cómo te sientes, Palmon. Realmente lo sé. |
De todos modos, voy a hablar de una cosa que trasciende las
pastelosidad primaveral que podemos ver por Facebook e Instagram, y es la
necesidad de estar enamorado. Y sí, digo “la necesidad” porque parece que, si
no lo estás, eres una persona rara y no apta para vivir en comunidad.
Lo que queda más allá de estar enamorado, no es el desamor
por mucho que las películas de Hollywood nos lo muestren así. Como mínimo no en
todos los casos. Y con esto llego a la cuestión principal, y es que, una
persona suficientemente madura, no necesita estar enamorado de nadie ni tener
pareja. Es lo típico que leemos en algunas frases o citas que pone alguien en
Facebook sin saber nunca quién las dijo, ni en qué contexto. “No busques tu mitad,
sé una entera y encuentra otra entera”. Y luego le damos a like sin saber qué significa, solo para parecer más guays.
Salto.
El otro día estaba delante del espejo mirándome, y me dio por
fijarme en mis ojos, mi iris y su contorno, mis pupilas y mis escleróticas.
Pensé en lo mucho que habían visto mis ojos, y todo lo que me faltaba aún por
ver. En todos aquellos momentos que hubiese preferido no ver, y en todas
aquellas personas que ves y recuerdas, pero que cuando ya no ves, aún
recuerdas.
¿Soy el único que piensa en la gente que nunca piensa en mí?
¿Y cómo sé que no piensan en mí, si quizás sí lo hacen y puede que simplemente no
se diga de igual modo que yo tampoco lo digo? ¿Y si piensas en alguien que
piensa en ti, pero luego nadie dice nada? ¿Dónde va ese pensamiento? ¿Y si piensas que piensan en ti pero en realidad no piensan en ti, cuando tú estás pensando en ellos pero realmente nadie piensa en ti y si desaparecieses el universo seguiría dando vueltas y en tres generaciones máximo, tu recuerdo hubiese desaparecido, si es que alguien te recordaba después de la primera generación que dejaste?
"Error 404, "feelings" not found in "society" folder"
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Dice la poesía “Los suspiros son aire y van al aire, las
lágrimas con agua y van al mar, dime tú, ¿cuando el amor se acaba, sabes tú a
dónde va?”.
Realmente darte cuenta de que pensar en gente que no piensa
en ti, es como la hormiga que piensa en los humanos mientras los humanos no ven
a la hormiga, es duro. Pero hay que hacerlo para evolucionar como persona, para
valorarnos, y para ser conscientes que levantarse cada mañana vale la pena solo
por poder seguir llenando de recuerdos nuestra mente, y mirando situaciones con
nuestros ojos. Solo para nosotros mismos es que vale la pena levantarse por la mañana. Y puede parecer un pensamiento egoísta, lo sé, pero en ocasiones, cuando vivimos en sociedad, debemos aprender a mirar por nosotros, y eso no es madurar, eso está implícito en todo ser vivo y se llama "supervivencia".
La culpa, en definitiva, no es de la hormiga por pensar en
los humanos mientras ellos no piensan en ella. El problema es de los humanos,
que, sin darse cuenta, se están perdiendo la hermosura de la vida, y eso se
traslada a todos y cada uno de los momentos que vivimos.
Y no hablo solo del amor interpersonal. Me refiero también
al amor por uno mismo y las ganas de vivir que tenemos. Vivimos rodeados de
gente depresiva sin ánimo ni capacidad de entender su verdadero potencial,
precisamente porque la sociedad nos está convirtiendo en máquinas precisas para
realizar unas funciones determinadas que piensan más por los demás, su trabajo o su carrera, que por ellos mismos. La gente no sabe qué rol social asumir, y
mientras se integren en un colectivo, ya les va bien. Y no deberíamos permitir que se siga este ritmo de vida en una sociedad en la que cada vez más prima la
comunicación, que el contacto cara a cara.
Mientras digievolucionemos como especie, no hay que olvidar
que por encima de todo, somos personas.