A raíz de los atentados de Bélgica, han vuelto a surgir
voces reclamando respuestas a la pregunta sobre la causa por la que un chico de
aquí de religión musulmana, se radicaliza y mata a gente como él.
“¡Qué huevos hay que tener para que alguien que se ha criado
aquí, acabe matándonos!”
Ante todo, esta entrada no es una justificación en absoluto
de los atentados. Simplemente un vídeo me abrió el apetito de redacción y una
cosa llevó a la otra. No es lo que parece.
“Mi esposa me dijo lo mismo mientras buscaba las llaves del
coche de mi vecino en nuestra cama y tuvo que desnudarse junto a él para no
manchar las sábanas”.
Concretamente el señor del minuto 5:00
Nadie sabe ni por qué ni cómo se han llegado a radicalizar
de ese modo. Bueno, sí, los supuestos expertos afirman que se radicalizan
siendo captados a través de internet, pero antes que alguien se dedicase a
captar a la gente por internet, alguien debía captarlo a él. Ahí algunos
supuestos expertos afirman que fueron captados en mezquitas.
No es por deslegitimar a esos expertos. Obviamente parte de
razón tienen, pero como cargarse internet o cerrar todas las mezquitas no es la
solución, aún nos falta indagar más en el tema para comprender el motivo social
que lleva a esto. Está claro que un mensaje convincente no es el único motivo
por el que alguien va a matar a otros humanos.
“Ya, supongo que como mucho te pueden convencer para votar a
un partido que entre en una guerra y así acabar matando indirectamente”.
Pues bien, os voy a contar una parte de mi vida y espero que
la cojáis con pinzas porque soy muy melodramático con mi biografía. Al acabar
bachiller no entré en la universidad hasta el año siguiente y tuve que hacer un
año sabático, que no fue tan sabático porque estudié inglés, me saqué el
teórico del carnet de conducir, y tuve mucho tiempo para reflexionar acerca de
todo. Para mí fue un año en el que aprendí muchísimas cosas, y aunque suene muy
típico de alguien que justifica su fracaso académico, aprendí cosas que no se
enseñan ni en la escuela ni encontrarás en ningún libro.
Una de mis reflexiones fue la que llamo “Teoría del banco de
peces”. Por aquel entonces solo era una idea que comentaba a algunas personas
de mi entorno, pero no me atreví a plasmarla en papel con una extensa y
metódica explicación hasta años después.
Los peces forman lo que se conoce como “cardumen” o “banco
de peces” cuando se desplazan en grupo a través de kilómetros y kilómetros en
el océano. Esto les proporciona ventajas y desventajas. No obstante, también
hay peces que se aíslan del banco, y estos también tienen ventajas, e
inconvenientes.
La aplicación en la sociedad actual es bien simple y está relacionada
con la marginalidad social. La gente que se aleja de la sociedad, según ellos,
lo hacen por su bien, mientras que verán la sociedad como algo de lo que
alejarse por no poder sacar beneficio de vivir ahí, algo sucio y muy manido. En
cambio, la sociedad los verá como individuos desplazados y marginales, nadie
sabrá por qué se han alejado con lo genial y fabulosa que es la sociedad, y
verá su modo de vida como algo horrendo.
Esta teoría ya la he aplicado en trabajos de la universidad,
y algo me dice que mis profesores creen que estoy loquísimo por inventarme algo
tal que comparar a humanos con peces. Yo creo que, en definitiva, el
comportamiento humano en la sociedad es tan básico que no necesita más que una
comparación así de simple para explicarla. No somos peces, pero tampoco nos
comportamos socialmente como homínidos.
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