jueves, 1 de diciembre de 2016

Mi regalo de cumpleaños: Gracias y adiós


Antes que penséis lo que no es por el título…

“¡Sí, al fin cierras este endiablado blog y te dedicas a tus cosas para dejarnos definitivamente en paz!”.

No. Esta entrada es un especial porque hoy es mi cumpleaños, hago 24, y he decidido tomar las riendas de mi vida sin miedo a equivocarme. La entrada va dedicada a unas personas que ojalá se den por aludidas porque tampoco voy a decir sus nombres. (No te flipes, lector cursiva, que el blog seguirá).

Además, creo que esta entrada de blog es totalmente necesaria. Cuando sea un señor mayor de estos que miran obras y refunfuñan todo el día, quiero leer esto con mis gafas de señor mayor desmejorado, y pensar en lo mucho que hice, y lo poco que me valoraba a mí mismo. Quiero enfadarme, y luego quiero dar la lección a mis nietos para que aprendan que sí, solo se vive una vez, que sí, hay que aprovechar el tiempo, pero que sobre todo, hagan las cosas con el convencimiento suficiente para no arrepentirse nunca. Y ahora sí.

Gracias. Muchísimas gracias. De todo corazón. 

Como ya he dicho, hoy es mi cumpleaños, y como últimamente me da mucho por revisar fotos antiguas, estuve mirando fotos mías de hace tiempo y dándome cuenta de cómo he llegado a cambiar al largo de los años. Seguramente más en los últimos de la carrera y sobretodo estos dos últimos, por cosas de la vida, he cambiado mucho.

He aprendido cosas, he ampliado mi círculo de amistades, pero si algo he cambiado de verdad, ha sido mi forma de ser y actuar. En esencia sigo siendo el mismo, pero de carácter, he cambiado totalmente, y eso se lo debo a la gente que ha aparecido en mi vida, pero también a los que han desaparecido.

Solo puedo y quiero tener palabras de gratitud en este momento, y lo cierto es que podría no tenerlas, y este blog podría bien ser un blog donde invocase a mil diablos para que hiciesen justicia a cambio de toda mi maldita suerte.


Pero no. No me sale de dentro. Lo único que puedo hacer es dar las gracias y decir adiós. Y ojalá las personas a las que me refiero, se den por aludidas. Decían en Love Story que amor significa no tener que decir nunca un "lo siento". La película era de las favoritas de mi padre, pero realmente no tiene coherencia porque el final es terriblemente malo, y si uno es un capullo, pues un "lo siento" no soluciona, pero tampoco está de más.

La gente entra en la vida de uno sin que éste se dé cuenta, y cierto es que sale también sin que uno se imagine que será la última vez que verá a esa persona. Un día conoces a una persona, quedas, y ya nunca más vuelves a saber de aquella persona precisamente por un cúmulo de circunstancias llamado generalmente como “vida”. “La vida es así” dije en el discurso de graduación donde me despedí de muchísimos amigos a los que veía cada día y algunos con los que puede que no me vuelva a cruzar. La vida es así, llena de luz, llena de color...

La vida y el tiempo. El tiempo y la vida. ¿Estamos aprovechando el tiempo a sabiendas que vamos a morir? El ser humano tiene más preocupaciones que esta, y gracias a eso, es posible ser feliz con las cosas que hacemos.

El tiempo pasa incansable,
bajo la lluvia de noviembre.
Espero tu mirar amable,
y descansar para siempre.

Mil noches en vilo pasé
pensando en lo que hice mal,
la verdad fue que ignoré
que tú no estabas igual.

La vida de todo ser son dos días,
medio ya creo que lo he pasado
aguantando todas estas tonterías.

No vale frustrarse si no fragua
el amor que pronto empezó tonto
y se ahogó en un vaso de agua.

Y adiós.

¿Y adiós por qué? Adiós porque hay que saber soltar aquello que no es nuestro y no necesitamos ni nos necesita. Decía un proverbio chino que, si realmente amas una flor, la dejarás dónde la viste, precisamente porque, si la arrancas, se pudrirá y morirá. En cambio, si la dejas en la tierra, vivirá lo que debe y donde debe. Puede que no la disfrutes tanto como te gustaría, pero cierto es que la otra opción es demasiado egoísta. Obsérvala, riégala cuando lo creas conveniente, y no intentes poseerla, porque será entonces cuando todo se estropeará. 

Este proverbio lo leí de pequeño en un libro de relatos cortos, y desde entonces no me lo pude quitar de la cabeza.

“Un poquito pagafantas ese proverbio, ¿vas a culpar a un asiático medieval de tus fracasos amorosos?”.

Así pues, como decía, la gente entra en nuestra vida, y se va sin decir nada. Lo mejor que podemos hacer es aprender de todo el mundo que por casualidad y fortuna, se ha cruzado con nosotros, y saber decir adiós cuando es oportuno. Porque nunca se sabe cuándo puede ser la última vez que veamos a alguien, y si realmente ha sido alguien que ha influido en nuestra forma de ser, hemos de ser capaces de decir adiós.

Si te vas te pido algo,
vete sin ningún reparo.
La puerta, ciérrala bien,
yo diré cuándo la abriré.

No necesito compasión,
para nada eres mi obsesión.
La vida apenas he perdido,
pues de mis errores he aprendido.

Las oscuras becquerianas golondrinas,
se aburrieron muy temprano al saber,
sobre nuestras acomplejadas vidas.

Me callo ya suponiendo que para vos,
me estoy haciendo ya muy cansino.

Sin más alargo pues, gracias y adiós.

¿Por qué? No hay nadie en este mundo mejor para influirnos que nosotros mismos. No hay nada en este mundo más importante para nosotros que nosotros, ni a nadie hemos de querer más que a nosotros. Esa es la verdad y todo el resto de cosas es basura. El qué dirán, el cómo nos mirarán, el qué estarán pensando o el qué pasará. El momento es ahora, la persona eres tú mismo. Todo el resto son cosas artificiales y basura mental que hay que sacar antes que pase el camión y se quede dando peste. Esa es la realidad.


Nos levantamos cada mañana pensando en las cosas que hemos de hacer porque vivimos en una sociedad en la que, si no haces lo que debes, eres repudiado, miran mal, piensan mal. Da igual. Lo importante eres tú mismo. Da igual lo que piense el resto, da igual lo que te digan, da igual que no te valoren por quien eres ni por cómo eres. El mundo es cruel y lo seguirá siendo, aunque bajes la cabeza y te rindas. No les des ese gusto. Sigue adelante, piensa en ti y disfruta del ahora porque nada ni nadie merece robarte tu valioso tiempo más que tú mismo. 

No tomes un consejo como una ley firme. Piensa tú, y actúa en consecuencia. Solo así podrás tomar las riendas de tu vida y ser realmente quien quieres ser. Solo así serás feliz.

PD: Me embarga una extraña sensación de tranquilidad después de publicar esto.