miércoles, 25 de mayo de 2016

La secreta teoría de la creatividad saturada, de Omar Habbab


Bien, hoy os voy a contar el secreto para ser extremadamente creativo en todo. El secreto es que no hay secreto. Fin de la entrada.

“¡Oh, gracias por iluminarnos con tu sabiduría, Omar!”.


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Ahora que ya se han ido muchos de los que solo buscan soluciones sencillas, os contaré a los pocos que quedáis el verdadero truco que uso yo para que se me ocurran ideas. No es que me vea como alguien especialmente bueno en esto, pues la mayoría de ideas que se me ocurren cuando intento ser creativo acaban siendo demasiado locas como para llevarlas a cabo, y del resto, muchas son solo ideas sin fundamento que nunca llegarán a ser relevantes para nada.

Para llegar a ese momento en el que ser realmente creativo, mucha gente cree que hay que descansar, despejarse, llegar a un punto de catarsis en el que nada influya en tu pensamiento, un punto de paz espiritual y calma emocional en el que poder expandir tus horizontes y evolucionar hacia otro ente que… Todo eso es mentira. Haciendo esas cosas tienes las mismas posibilidades de tener una buena idea que si te sientas en una mesa y te pones a buscar cosas en Google.

El punto clave desde mi punto de vista, para llegar a tener una buena idea es la saturación de lo mismo una y otra vez. Me explico.

El ser humano por naturaleza es bastante complejo y simple a la vez. Si estamos en una situación de calma y estabilidad, no tendemos a buscar el peligro y la inseguridad física. No digo que la rutina sea buena para tener ideas geniales. De hecho, cuando uno vive en una rutina constante, no suele tener ideas que le hagan cambiar a no ser que se sature, y ese es el punto donde quería llegar.

Todo valor es una constante hasta que varía, entonces será una variable, y de ese valor final dependerá lo que haya influido en ese cambio (vamos, que de matemáticas soy un analfabeto, pero a esto llego).

Pero volvamos al tema de la creatividad. Para tener una buena idea hay que saturarse de ideas iguales siguiendo la misma premisa que, para desviarse del camino, primero hay que seguir el camino. La mente funciona de igual modo.

La gente tiende a repetir lo mismo que ha funcionado a otros para que les funcione a ellos, y de ese modo se aseguran que, pese a que no funcione lo que van a intentar, como mínimo no harán el ridículo. Entonces, queda claro que para hacer algo diferente, no hay que tener miedo al ridículo ni vergüenza por lo que vayamos a hacer (aunque vaya a ser vergonzoso).

“No me sirve de nada que me digas esto porque ya lo sé. Dime como ser creativo. ¡DÍMELO!”.

La clave, y esto que diré es el punto más importante de la entrada, es que, si dominas un tema y aún no se te ha ocurrido nada creativo, igual es que no te has saturado suficiente del tema. Es en el momento de saturación total de algo, que se te van a ocurrir las ideas más brillantes, que ciertamente luego tendrás que pulir, pero que sin duda serán diferentes.


Otra cosa es que funcionen o no, como ya he dicho la gente tiende a buscar siempre lo mismo, que se repita, y las cosas nuevas y diferentes no suelen ser bien valoradas a no ser que la persona que la vea esté también saturada de información igual.