Hoy jueves toca entrada. Sí. Se lo que estaréis pensando.
Llevo dos semanas sin escribir nada. No ha sido cosa mía, ya sabéis que por
estas fechas la gente tiene compromisos y se piden vacaciones en la faena, y a
los pardillos como yo nos toca reemplazarlos en sus lugares de trabajo para que
el universo siga pareciendo un sitio perfecto pese a que dista mucho de serlo.
El caso es que he empezado a trabajar como enfermero, y
podría escribir muchísimas cosas al respecto. Enfermeras buenas, enfermeras
menos buenas, calendario incesante, precariedad laboral, pacientes insistentes,
otros que son quizás demasiado exigentes con un servicio recortado hasta la
saciedad… No me apetece. Ya se habla demasiado del tema y este no es un blog
normal y corriente.
Hoy os vengo a hablar de la Navidad. Navidad, por si no lo
sabéis, es mañana.
“Vaya, sorpresa, sorpresa”.
Un día genial para trabajar porque cobras una suma bastante
interesante, y si eres simpático como yo, hacer compañía a los pacientes que no
pueden estar con sus familias por navidad es una experiencia gratificante.
La navidad es una fecha marcada con un alto contenido
religioso en sus orígenes, dado que es el cumple de Jesus Christ, el
protagonista del libro más vendido de la historia. Pese a este tipo de teología
que envuelve a la navidad, es una fecha que otras culturas también celebran, y
además es un día de reuniones familiares, cenas, fiestas, jubilo y diversión.
¿Pero por qué hay tanta gente que solo tiene el llamado “espíritu
navideño” de generosidad y repartir amor por doquier, únicamente una serie de
días al año?
Mi teoría está basada en la historia de “Cuento de Navidad”
de Dickens. Los pobres son felices siempre que puedan seguir viviendo en unas
condiciones simples y con estabilidad. A los ricos, más de lo mismo. Creo que
la distinción normal no se hace entre la gente que tiene dinero y la que no la
tiene, y decir que en “Cuento de Navidad” el señor Scrooge es malo porqué es
rico me parece una falacia. Los ricos no siempre son malos. Simplemente quieren
seguir siendo ricos.
Son los trepas y la gente que se aprovecha de la buena
voluntad de los demás, los que realmente pudren a la sociedad. Me explico. En
la historia, el señor Scrooge se aprovecha de sus trabajadores para ganar
dinero, pero hay diversas formas de poder además del dinero. Por ejemplo, el
poder político, o la fuerza física, o el atractivo físico.
Pero volviendo al espíritu navideño, creo que todo el mundo,
ya sea un trepa o una persona con principios éticos, no puede ser de ese modo
todo el año. Es decir, el ser humano necesita de los demás, y es en eso que
llaman “espíritu navideño” que se muestra en las películas y series de
televisión, ese sentimiento de compasión, amor o fraternidad hacia los demás, que
demuestra un cierto grado de empatía que una persona con psicopatía no podría
enseñar.
Igual después de Navidad, el señor Scrooge volvió a ser un
cabrón egoísta. De hecho, es lo más probable, y más teniendo en cuenta la
visión futurista que le enseña el fantasma del futuro. Aun así, el pequeño
Timmy pudo pasar unas navidades con su familia, y si sobrevivió, quizás explicó
a sus hijos y nietos cómo comportarse por Navidad, arraigando así este tipo de “espíritu
navideño” en la cultura y sociedad.
En definitiva, la cultura es lo que hacemos en nuestro día a
día, y eso del “espíritu navideño” es una milonga de las grandes multinacionales
para consumir más. Lo que hace falta es un cambio cultural para extender esta
manera de ver el mundo que tanta gente solo tiene por estas fechas, hacerlo
duradero para todo el año, y así mejorar nuestra sociedad.
Dicho esto, ¡feliz navidad, felices fiestas! ¡La próxima
entrada será la última del año!