jueves, 27 de julio de 2017

Gente hipócrita (parte III)

En el título me ha faltado “y un poco imbéciles”, pero bueno, era por mantener un poco el título de la saga de entradas de blog sobre la gente hipócrita, y no pretendía venirme arriba.

Hoy hablaré de un tipo de persona, no una persona en concreto, ni tampoco os contaré un cuento sobre algo que me frustra. Hoy va de un análisis profundo de un tipo de homínido que igual demuestra un poco que Darwin no tenía ni idea de nada. Y viva Lamarck y la epigenética, joder.


Se ha hecho buen día para hablar de la gente que critica a otra gente, solo para parecer socialmente mejores que ellos, y pretendiendo que critiques tú también; y realmente, la gracia es que, si critican contigo, también criticarán sobre ti. Bam. Twisplot. ¿Cómo? ¿No te esperabas que aquellos que tanto critican a los demás contigo, te criticasen a ti con los demás? Ay, qué inocente...

A mí, personalmente me da mucha rabia este tipo de personas. La verdad es que soy una persona que cuando ha de criticar a alguien, intentaré decirlo de forma disimulada porque no me gusta ofender al personal, de igual modo que no me gusta que me ofendan, y si he de criticar, te habré criticado antes en la cara y posiblemente me haya reído de ti. Pero las cosas hay que decirlas, aunque sea de forma suave.

Hay personas, con problemas de autoestima posiblemente, que necesitan criticar otras personas, para sentirse integrados en el grupo. Es como si, con su crítica, ganase puntos en un tipo de “ranking social”, y se ganase la estima de los demás, lo cual es totalmente absurdo, porque criticando a los demás, cualquiera con dos dedos de frente esperaría que le criticases a él también a su espalda.

“¿Y lo de Darwin a qué venía? ¿Te crees científico?”.

Los humanos somos animales gregarios, y estamos obligados a vivir en comunidad. Cada vez interactuamos menos los unos con los otros por culpa de internet y las redes sociales. De hecho, estarme leyendo en un blog, en lugar de escuchándome dar una charla en una sala de conferencias (casi vacía), debería ser una muestra de cómo está cambiando la sociedad, lo cual no es malo del todo, pero sí surgen algunos fallos evolutivos que nos demuestran que no vamos por el buen camino.

Por ejemplo. La persona que critica las fotos de otra persona en su red social, con un amigo en común. ¿De verdad cree este amigo en común, que no hará lo mismo con sus fotos en esa red social, pero con otra gente? Y lo más importante, ¿qué tipo de adaptación social es el hecho de despotricar de los demás, a sus espaldas? 

Yo por ejemplo, lo pongo tan a huevo con mis canciones de Instagram y mis vídeos de YouTube, que mis haters ya deben pensar "este chico no necesita que le critiquemos, es una parodia de sí mismo, así ya no vale la pena".

Lo he intentado analizar desde el punto de vista de primates evolutivamente inferiores (espero que no se ofenda ninguno de los chimpancés que leen el blog).


Un gorila critica otro gorila que ha ido a por fruta, con los otros gorilas. Al volver el gorila con la fruta, el gorila criticón habla (o lo que demonios hagan los gorilas) con el gorila frutero, mientas que los otros gorilas, fingen que no han escuchado nada de críticas. Al rato, el gorila criticón, se pone a despotricar de los gorilas oyentes, con el gorila frutero.

Realmente, el gorila criticón es un pedazo de imbécil que no debería tener ni derecho a permanecer en el grupo. Pero el hecho es que, el resto de gorilas son tan manipulables y se tienen en tan mala consideración los unos con los otros, que acabarán elevando al gorila criticón, a un nivel de jefe de la manada gorilera. Y así funciona nuestra sociedad.

Así actuamos también los humanos, cuando no debería ser así. Desde mi punto de vista, la gente que se dedica a criticar a otra gente para que terceros piensen mal y denigren a otra persona, debería ser apartada del grupo. Eso sí son personas toxicas para la sociedad, y no la gente negativa. 

"Personas tóxicas para la sociedad... Me recuerda a algo... 

De todos modos, pese a que es algo muy feo, siempre se ha hecho, y como siempre se ha hecho, la influencia de las redes sociales en nuestra sociedad, solo ha ayudado a seguir haciéndolo. Realmente, si viviésemos en una sociedad primitiva, sin Facebook ni Instagram, seguiríamos criticándonos los unos a los otros, precisamente porque con ello, la gente pretende seguir con el refrán "mal de muchos, consuelo de tontos", y al criticar a los demás, lo que pretendemos es ponerlos a nuestro nivel o por debajo, pese a que, moralmente, no tiene por qué ser necesariamente así.

Lo dije en una entrada hace tiempo, los individuos no somos o dejamos de ser tóxicos, es la sociedad la que nos ayuda a serlo y promover esta conducta. Y difícilmente encontraremos algún estrato de la sociedad donde no se aplique esta norma básica y tan característica de los primates que nunca hemos dejado de ser.