jueves, 9 de marzo de 2017

El sentido de la vida


El otro día salía la NASA anunciando que habían encontrado 7 planetas como la Tierra, en un sistema planetario cercano que iba a durar suficiente para esperar a que lleguemos. Que era probable que hubiese vida, o como mínimo, condiciones para la vida. Esta noticia la comentaba incluso mi madre al transportista que nos trajo una lavadora nueva la semana pasada. Sí, sí. "¿Dónde le dejo la lavadora? Oh, vaya, nuevo sistema planetario, sí, sí, siete planetas uf, usted le da al botón y ajusta las revoluciones, sí, sí, vida por ahí, ya ve, qué locura, el suavizante ahí".

Puntualizo que me parece lamentable dedicar tanto a algo que queda a una distancia bestial, para buscar vida en el universo, cuando no damos importancia a la que tenemos en la Tierra, y ya ni hablo de animales en peligro de extinción, me refiero a humanos como nosotros. En fin. La hipocresía del primer mundo. Ya hablaré más del tema cuando acabe de leer un libro que tengo a medias titulado "El hombre mojado no teme a la lluvia" que me está dejando de piedra.

Ahora os voy a contar una cosa, cambiando totalmente la dirección de la entrada, que nunca he contado a nadie, pero es cierta. De pequeño era mucho de mirar documentales, y eso llevó a que me cuestionase desde muy pronta edad cosas como el significado de la vida, cómo sería el mundo si yo no estuviese, o qué papel puede jugar una única persona en la historia del universo.

"Es el típico pensamiento que todos tenemos cuando nos levantamos por la mañana y fijamos la vista en un punto, nos empanamos, y lo acabamos lamentando cuando llegamos tarde".

Esto me lo planteaba con, quizás, 7 u 8 años, y desde entonces muchas cosas han pasado a lo largo de mi vida. Demasiadas incluso, a veces pienso que ojalá hubiese podido tener una vida normal y corriente.

Y aquí llego a la respuesta del significado de la vida. Sí, no la voy a guardar para el final, ni tampoco quiero crear un hype excesivo por algo que tampoco es que sea algo revolucionario. La respuesta a la pregunta es, que es irrelevante.

“¿Eso te parece una respuesta?”.

Nos pasamos años de nuestra vida, décadas incluso, dedicándonos a conseguir una faena estable, a estudiar, a discutir por dinero, y comprar cosas efímeras. Sexo, drogas, comida, juego… Buscamos constantemente excusas para abstraernos de la realidad, privándonos así de ver más allá del castillo de ilusiones que la sociedad y la cultura ha creado para que nos dediquemos a algo más que no sea ver qué somos.

Estamos horas, días, semanas, en Facebook, chateando, dando "me gusta" a cosas que no nos gustan, mirando fotos de Instagram y dando "me gusta" a fotos que nos importan un bledo, leyendo artículos de las redes que olvidamos en segundos, preocupándonos por quien nos ha dejado de seguir, quien nos ha borrado de "amigo" de Facebook, o quien nos ha bloqueado en Whatsapp. Pensamos en una vida que no es la nuestra porque la nuestra es demasiado fría, y podemos hablar con más gente a través del móvil que en la realidad de carne y huesos, porque también es más sencillo, y te ahorras ver la cara de tu interlocutor.

Nos acostumbramos a hablar por escrito, sonreír en las fotos de las redes sociales, contar lo bien que nos lo pasamos, y esperamos que la gente se alegre por ello. Y lo compartimos porque creemos que es normal, y necesitamos ese respaldo del resto del grupo para sentirnos integrados. Todo el mundo lo hace, claro, cómo no lo íbamos a hacer.

Te sientas en una mesa, entablas conversación con un desconocido y se creen que estás loco. Claro, supongo que porque en Facebook, Twitter, Instagram o Tinder también se hace, pero como no ves los ojos de tu interlocutor mientras le hablas, no estás invadiendo su zona de seguridad.

¿Es esto evolución, o involución? No parece que nos estemos adaptando a la realidad, más bien estamos creando una realidad que nos parece más bonita cuando la verdad es que estamos huyendo de nuestros problemas para concentrarnos en algo más sencillo. Hablamos entre nosotros sin tener que ver los gestos de los demás, los imperfectos rostros, los tic, los errores dialectales... Somos conscientes que no tenemos la otra persona delante y podemos hablar de lo que se nos antoje, pero cuando tenemos delante a alguien, la cosa cambia, tenemos un humano como nosotros. Una vida.

El significado de la vida es que todo eso es irrelevante. Estamos vivos y eso es lo que verdaderamente importa. Tenemos la posibilidad en nuestra mano de hacer cosas grandes, primero para nosotros, y luego para todos los demás. Para eso hay, primero que ser consciente de ello.

Podemos alcanzar aquello imposible, y hacerlo posible, que nos vean y piensen que tampoco era tan difícil, y así avanzar. Ser el primer paso para algo y a su vez un gran paso para la humanidad, o no, porque a quien demonios le importa la humanidad, pero siempre sin dejar de entender que es un primer paso vuestro más allá de lo que quieran los interesados.

La vida no es fruto de la casualidad, amigos, no seamos necios, la vida es fruto del esfuerzo por sobrevivir de unos microorganismos que se tuvieron que adaptar a los cambios que veían, que sufrieron mil y una piedras del camino hasta alcanzar el hecho de cuestionarse, qué somos y donde vamos. Eso es la vida. El resto es irrelevante.

Es irrelevante el dinero, porque sí, un rico es rico a base de explotar, y un pobre es pobre porque el mundo está mal repartido, pero nada de ello le da o quita al otro la posibilidad de hacer cosas grandes. Lo único que lo impide es la sociedad, la cultura, el egoísmo y la falta de visión más allá del cegador dinero.

Tenemos dos manos, un cerebro, y un corazón, y eso nos ha de bastar para lograr hacer de este un mundo mejor, tanto para nosotros, como para la gente que nos rodea, como para los que no nos rodean, pero ¿qué demonios es rodear en un mundo globalizado?

El sentido de la vida es que no tiene sentido de por sí. Tú le has de dar el sentido. Tú la haces grande, si quieres.

¿Pudo haber existido el universo sin vida? Por supuesto. ¿Pudo haber existido un universo sin ti? Por supuesto. ¿Pudo haber existido un universo en el que tu no estuvieses leyendo esto? Está claro.

“Entonces, ¿por qué estoy aquí leyendo esto?”.

Lo estás leyendo precisamente porque has creído conveniente leerlo, de igual modo que una bacteria pensó (bueno, ya me entendéis…) que era importante sobrevivir. Años después, años y años después, desastres naturales, muertes, desapariciones de especies, selecciones naturales, años y años después, aquí estás tú, leyendo que tu vida tiene el sentido que tú le quieras dar. Ese es el significado de la vida.

Hagas lo que hagas, le estarás dando un significado a tu vida, en un universo intrascendente ante lo que puedas hacer. Así pues, adelante y sin miedo.

Cuando uno conoce la importancia de su vida, pueden pasar dos cosas. La primera es que todo siga igual. La segunda es que quiera cambiar las cosas, y cuando uno quiere cambiar algo, acaba de hacer el primer paso para conseguirlo.