jueves, 1 de octubre de 2015

Mujeres y el dilema feminista


Ojo porque hoy toca ponerse serio. Se acabó de hablar de política banal, independencias, guerras y cosas que no importan a nadie. Hoy hablaré de las mujeres y un dilema feminista que me surgió en la cabeza el otro día. Ya sabéis que soy de ese tipo de gente que en ocasiones da vueltas a una cosa sin saber por qué, cual perro buscando la posición en la que dormir.
“¡Qué bien, por fin vuelven tus entradas machistas opresoras!”.

El otro día, escuchando un discurso político de un partido político cuyo nombre no quiero (ni puedo) acordarme, me di cuenta de una cosa curiosa, y es que en la propia base del feminismo, defendida desde una base antisistema resulta contradictoria en su totalidad.
“¿Antisistema? ¿No sería la CUP?”.
El feminismo dicta que hombre y mujeres somos iguales, y esto ha de ser aplicado a la sociedad que nos rodea para que haya igualdad. Obviamente siempre hay el típico gilipollas (todos conocemos algún gilipollas-caraculo) que confunde “feminismo” con “hembrismo” (el hembrismo sería algo así como el machismo, aplicado al sexo (cis (no se vaya a enfadar alguien)) opuesto).
Y es aquí donde, realizando este mismo razonamiento, me di cuenta de una gran contradicción, y es que en muchas ocasiones se dice que es necesaria una discriminación positiva hacia las mujeres, para favorecer la igualdad de género, y a esto algunas personas lo etiquetan de “feminismo”. Desde mi punto de vista, erróneamente.
Digamos que el feminismo en sí nació para que la mujer tuviese el mismo papel en la sociedad que el hombre. Bien. Hasta ahí todos de acuerdo. No obstante, y siempre desde mi opinión…
“Tu opinión machista opresora.”
Puede ser. Pero opinión al fin de cuentas.
Pues, como iba diciendo antes de interrumpirme a mí mismo, creo que la discriminación positiva es una muestra de hembrismo, la cual cosa no digo que me parezca mal. Muchas veces he pensado que si el mundo estuviese gobernado por mujeres en lugar de por hombres como ahora, todo sería muy diferente. No lo dudo.
Ahora bien, si jugamos con el hembrismo creo que ilegitimo escudarse en el feminismo para llevar a cabo medidas de ese tipo. Obviamente, contra el hembrismo, se recurriría al masculinismo (no me lo invento yo, existe).
Por poneros un ejemplo. En mi carrera (enfermería) te dan clase de “Persona Sana” y dentro de esa asignatura se hace “Mujer sana”. Curiosamente no se hace “Hombre sano”. Y ante mi asombro, una vez me dio por preguntar a una profesora de aspecto liberal (soy muy observador, nada de prejuicios). Cuál fue mi sorpresa cuando me respondió explicándome que la mujer era especial respecto al hombre, y por supuesto, mucho más compleja.
No me sentó mal, porque luego cuando acabas la carrera te das cuenta que hay mucha más complejidad y se profundiza mucho más en las patologías y cambios de la mujer (cis), que del hombre (cis). La cual cosa no significa que no se pudiese plantear hacer ambas cosas (otra cosa es que te hagan caso).
Y una vez llegados a este punto solo queda preguntarnos, ¿conseguiremos el estatus de iguales los hombres y las mujeres, o nuestras diferencias biológicas impedirán que consigamos la plena igualdad social?

A mí, mientras no sea la política la que lo impida, que la biología se ponga todo lo tonta que quiera.