jueves, 21 de septiembre de 2017

El 1-O, la democracia, y la ley de mis huevos

Empezaré adelantando un par de cositas para la gente a la que no quieren en sus casas y solo entra para ver de qué lado estoy, y a partir de aquí, pues me mandan a tomar por culo o me claman como camarada de sus ideas.


Soy rojo, demócrata, creo en la constitución y votaré el 1-O, pero votaré un NO.


A partir de aquí, los del “vaya subnormal” y el “tú lo que eres es un fascista”, ya pueden ir saliendo en silencio del blog. Cerráis la pestañita… sí, eso es. Bueno, me espero. ¿Ya? Genial.

Como decía, voy a ir a votar (si es que hay urnas y papeletas) el 1-O, aunque votaré un NO. Y voy a justificarme porque esto es mi blog y aquí escribo lo que me da la gana mientras pueda y no me lo cierren, cosa que no descarto tampoco, pues hablar de esto aquí, igual lo acaban considerando como una apología al referéndum. Menudo follón.

Iré a votar por una sencilla razón. Me gusta votar. Voto hasta en las encuestas que hacéis en Twitter, ¿no voy a ir a votar a un referéndum sin garantías que organiza la Generalitat? Anda que no.


Voy a ir a votar también porque creo que el sistema está mal. Me explico. Hacer referéndums no debería ser delito. Cierto es que la soberanía del estado español reside en el pueblo español. De hecho, Cataluña hasta el momento es parte del pueblo español, y por lo tanto, la soberanía también reside aquí. Que deba decidir todo el pueblo o solo una parte, eso ya depende de la interpretación que haga la gente de la Constitución, que de hecho, está hecha así de ambigua y abierta a interpretaciones porque se creó en una época convulsa de división social, veníamos de una historia en la que la Constitución se había cambiado en el pasado, dependiendo de quién gobernase, y además, en la transición se necesitaba estabilidad (o como mínimo dar sensación de que todo estaba bien).

Dicho esto, añadiré, por si no fuese poca la discrepancia con el poder del estado actual, expresada anteriormente, que no existe separación de poder en un sistema en el que el poder ejecutivo es de quien gobierna, el legislativo, de quien tiene mayoría absoluta, y el judicial donde el máximo defensor de la ley, el tribunal constitucional, está formado por juristas elegidos a dedo. Y no es problema del PP o del PSOE. Es problema de un sistema que se pensó en su día que así sería representativo de la población, pero que no debió ser así precisamente porque lo que deberíamos lograr con la constitución, según los padres pensadores de esta, es la separación de poderes del estado. Si no, entendiendo al estado como un tigre feroz, es como meternos en una jaula con él, e intentar amaestrarlo con las manos desnudas.


Esa es mi crítica al sistema actual, pero ahora voy a explicar por qué voy a votar, y es que, sé que no tiene garantías, y por lo tanto, no será democrático, pero es que no tendrá garantías y no será democrático porque no ha habido voluntad política para que deje de ser así. Ni de un lado ni del otro por mucho que se diga. No me jodáis, no es tan difícil telefonearse y acordar hablar del tema. Que llevan dando por culo años. ¡AÑOS!

Además, ahora os voy a contar por qué voy a votar “NO”. Soy de clase obrera, mis padres eran de clase obrera, y soy de un barrio obrero. A mí, personalmente, me da igual quien me gobierne, siempre que lo haga con respeto hacia las clases trabajadoras. Y eso es precisamente lo que le ha faltado a la derecha española y catalana. Inmigrantes y obreros hemos sido pisoteados en momentos de crisis como si se nos pudiesen recortar los derechos sociales, mientras que a los ricos se les mimaba para que no se fueran con sus fortunas a otros países que les tratasen mejor. PP y Convergencia son la derecha española y la derecha catalana, y no pasa nada por reconocerlo, pero para mí, son el mismo perro con distinta correa. Hubiese o no hubiese una hipotética independencia, esto seguiría siendo lo mismo, porque, en definitiva, no vivimos en democracia. 

En una democracia, por lo que a la definición de estado se refiere comprendido en un terreno, un pueblo y un poder, el poder democrático reside en el sufragio. El poder de reformar la constitución, es decir, las leyes que rigen el estado, ha de ser el pueblo, y como ya vimos en la reforma del artículo 135 de la constitución, el verdadero poder que controla el estado, no es el surgido del sufragio. Es el poder económico. Y eso no se decide con un referéndum en el que, como ya he dicho, cambiamos de actores, pero no cambiamos el guion de la obra.


Por todo esto, yo votaré (si puedo y me dejan), y votaré un NO. Un NO meditado, con respeto a los que voten “SÍ”, y a los que no voten porque no lo ven con suficientes garantías como para perder el tiempo en ello. 

jueves, 31 de agosto de 2017

Alí Babá, el ISIS y la indiferencia occidental X

Nunca me hubiese imaginado, desde que empecé esta serie de entradas sobre la guerra de Siria y la creación del grupo terrorista Estado Islámico, que llegaría el día en que debería explicar algo así como un atentado al lado mismo de casa. Y tampoco deja de ser verdad que yo tengo familia de Siria porque mi padre era de origen sirio, pero ver cómo reaccionan las personas de tu entorno ante un acontecimiento deleznable como es un atentado terrorista, te cambia la perspectiva de todo. Y he de reconocer también que me ha costado muchísimo escribir esta entrada. Sé que siendo una cosa próxima y que todos hemos vivido, habrá quien opine de una forma u otra, y que seguramente habrá muchas personas que tras leer esto, discrepen de lo que aquí se dice. Siempre os he animado a escribir vuestros comentarios sobre el tema. Es más, en esta entrada os doy total libertad de expresión, y os garantizo que no borraré ningún comentario que pueda suceder.


Dicho todo esto, vayamos al ajo, y empecemos por un recordatorio de la última parte, la IX.

Tras los atentados de París y la victoria de Trump, Estados Unidos fortaleció su alianza con la monarquía árabe, y estos a su vez, sometieron a los príncipes qataríes a sus exigencias ante las amenazas de embargo que sufría su país.

A todo esto, el DAESH perdía los territorios de Mosul y temía la próxima pérdida de Raqqa.

Lo único que le quedaba al grupo terrorista Estado Islámico era reivindicar cualquier ataque terrorista que pudiese haber en occidente, y así conseguir presencia en los medios y fomentar el miedo a todo lo relacionado con el islam, que quieras o no, siempre ha sido su objetivo principal. Francamente, dudo que alguien en el mismo ISIS pensase realmente que podrían conquistar un mojón.


Uno de estos ataques terroristas ha sucedido aquí, en nuestra tierra, Barcelona, donde el jueves 17 de agosto, una célula terrorista atentó en medio de las Ramblas, atropellando mortalmente a 13 personas e hiriendo a más de 100. Horas después, un coche con 4 terroristas arrolló unos mossos de esquadra en Cambrils, apuñalaron mortalmente a un peatón, y posteriormente fueron abatidos por los mossos. Por último, al cabo de un par de días se dio caza al terrorista que atropelló mortalmente a 13 personas en las Ramblas, que, a su vez, en su huida, había matado a puñaladas a un hombre para robarle el coche.

Esto es el resumen de lo que pasó, pero vayamos paso por paso, porque dicho así nos estamos perdiendo un montón de información. Vayamos por partes.

Para que exista una célula terrorista, se necesita un cabecilla, y el cabecilla en este caso no fue otro que el Imam de Ripoll, la persona que daba los sermones los viernes en la mezquita de Ripoll y el mismo en quien confiaban los musulmanes practicantes de Ripoll. Una persona que llevaba una doble vida, pues no solo estaba vinculado con personas relacionadas con el 11-M, ni tampoco era solo que tuviese vínculos con los terroristas que atentaron en París en la noche de la Bataclán. No. Además habían comunicaciones entre la policía de Bruselas y los Mossos para vigilar de cerca a ese hombre, que además tenía antecedentes policiales por tráfico de drogas, y no solo eso, sino que encima de él pesaba una orden de deportación. Y la verdad, me la pela bastante si la CIA informó o no sobre un posible atentado en las Ramblas, porque, primero, no esta verificado, y segundo, unos desmentirán, y otros dirán que es verdad, solo para defender sus intereses políticos, lo cual me parece una gilipollez tremenda cuando de lo que estamos hablando es de la seguridad de las personas.

En las manos de este señor, cayeron 5 jóvenes de entre 17 y 24 años. Jóvenes cuyos cerebros, fruto de una crisis de valores, fueron lavados y adoctrinados en algo que dejó de ser islam para ser terrorismo. Críos en definitiva a los que convencieron para matar.

Pero eso estaba lejos de las pretensiones del imam de Ripoll. Lo que él quería era más grande aún. Quería destruir algunos de los símbolos más importantes de la ciudad de Barcelona. Y para ello se preparó muy bien. No se sabe aún cómo, logro reunir más de un centenar de bombonas de butano que quería hacer explotar con una mezcla simple de productos caseros, fabricando así una bomba que pudiese crear el mayor desperfecto posible y un gran número de víctimas mortales.

Pero las cosas no le salieron como esperaba. Mientras emulaba a Walter White, mezclo ácido clorhi… sí, ácido clorhídrico con sulfato de so… sulfato de sodio. No sé lo que era, pero vamos, que la lio parda, ¿sabéis? El lugar donde planeaban todo era Alcanar, y el chalet donde lo hacían, voló por los aires junto a sus habitantes, dos personas, una de las cuales era el Imam, al que identificaron por su oreja.

Así, sin su cabecilla, un grupo de chicos abducidos por cuatro cantos de sirena, en lugar de dejarlo estar y volver a sus vidas habituales, decidieron hacer el mal. Uno cogió el pasaporte de su hermano y alquiló una furgoneta para que otro de ellos la condujese por Barcelona. Otro tomó prestado el Audi de su hermano y se fue con los otros 3 a Cambrils, donde seguramente se iban a encontrar con el que volviese de Barcelona.

El resto lo conocemos todos. Y ahora que sabemos toda la historia, cabe preguntarnos algunas cosas importantes.

¿Cómo pudo el imam de Ripoll, eludir a la policía tantas veces, y no ser investigado ni por la policía ni por el CNI?

¿Cómo pudieron comprar tanto material y tantas bombonas de butano, y alquilar esas furgonetas, sin que nadie diese la voz de alarma a la policía?

¿Cómo diantre puede ser que, pese a que el plan A de los terroristas fallase estrepitosamente, nadie se diese cuenta que estaban planeando un atentado, y ni los mossos, ni la policía ni la guardia civil, ni el centro nacional de inteligencia, supiese que iban a atacar con un plan B?

Realmente ahora hay muchísima gente que tiene a los cuerpos de seguridad en un pedestal, pero a mí, personalmente, me da una inseguridad brutal pensar que no pudieron evitar el plan A, ni el plan B ni tan solo el plan C de Cambrils. ¿Qué demonios pasó para que hubiese tantos errores, empezando por la no detención del imam de Cambrils y acabando por el hecho de pensar en una primera instancia que el suceso de Alcanar era causado por una explosión de gas?


El lema que ha adoptado la población condal de “No tinc por” también lo hago mío, pero en el fondo sí que tengo miedo. No a que unos locos fanáticos me quiten la vida, sino a que un sistema de control total como el que tenemos instaurado persiga a Twitteros, pero no sean capaces de perseguir a un señor como el imam de Ripoll, con antecedentes como los que tenía, y con la capacidad de crear una célula terrorista como la que creó.

Eso sí que da miedo. 

PD: Sé que me van a coser a críticas por esta entrada de blog, pero es lo que hay. Ya van 10 "Alí Babá, el ISIS y la indiferencia occidental" y la información que se está reuniendo en esta serie de entradas, algún día será interesante de leer en orden. Y como es evidente, no iba a eludir hablar sobre este tema. 

viernes, 25 de agosto de 2017

Ellos y nosotros.

De momento no voy a hablar sobre lo ocurrido en Barcelona la semana pasada. Como mínimo no de forma directa, porque para ello ya haré otra entrada de “Ali Babá, el ISIS y la hipocresía occidental”. Pero algo preocupante ha pasado a raíz de lo acontecido el otro día y sobre eso quiero hablar, y es que sucedieron bastantes comentarios en las redes sociales que me dolieron muchísimo en lo más hondo de mi corazón.


Una distinción bastante habitual vista en las primeras horas después de los atentados de Barcelona, en redes sociales principalmente, fue la del “nosotros” y “ellos”. Venían tanto de gente que promovía la islamofobia, como de gente que solo estaba comentando los acontecimientos ocurridos desde su punto de vista. Esa diferenciación entre dos grupos es lo que me ha tocado la fibra más profunda de mi ser, y es la que impulsa esta entrada de blog.

Veréis. Yo he vivido toda mi vida en la misma ciudad desde que nací y desde mi punto de vista soy totalmente de Girona. He vivido toda mi vida en la misma calle, he estudiado un colegio y un instituto de Girona, me he formado en la universidad de Girona y he trabajado en el hospital de Girona. Toda mi vida en un mismo lugar, hablando el mismo idioma del lugar, celebrando las festividades de la región. No entiendo el “nosotros” y el “ellos”.


No es la primera vez que me siento discriminado por el hecho de llamarme Omar Habbab Mohamed. Toda mi vida he sufrido discriminaciones de todo tipo en todos los ámbitos, y normalmente no te quejas porque mira, tampoco es que influya demasiado en mi día a día, pero duele. Y como yo, todos esos chicos que han nacido y vivido aquí siempre, que se han criado en esta sociedad con esta cultura que llamamos “occidental”, y que también han sufrido las mismas discriminaciones por llamarse “Mohamed”, “Abdel”, “Fatima” o “Nadia”, como tantos otros nombres árabes que nos rodean hoy en día. Que si "por qué no comes cerdo" que si "por qué no bebes alcohol" que si "va, un poquito", que si "si no lo pruebas como sabes que es malo". Y más y más ejemplos. 

Mirad, seré claro. No entiendo el objetivo de dividir la sociedad entre el “nosotros” y el “ellos”. Es imposible establecer una diferenciación más allá del origen o el nombre, y eso, como es obvio, no implica nada en absoluto sobre el comportamiento de una persona en nuestra sociedad, como así tampoco significa que esa persona se adapte más o menos a una sociedad que desde un principio era la suya. No tiene ningún sentido pues que, siendo esta también su sociedad, establezcamos un “nosotros” y un “ellos” únicamente por su origen. Mi origen. ¿Por qué? ¿Por qué intentamos dividir y diferenciar a las personas en grupos para categorizarlos como alguien diferente y por lo tanto que influye en nuestra sociedad, si desde un principio hemos formado parte de ella? ¡Es que ya no hablamos de mi origen, sino el origen de mis padres!


El otro día salía una muchacha con hiyab hablando en televisión, y leías comentarios referentes a la falta de libertad de su religión por obligarla a ir con el pañuelo. Vamos por partes. No es religión, es cultura la que condiciona el pañuelo. No existe un solo tipo de pañuelo, está el ir sin, el hiyab, el niqab, el burka… Dependiendo de la región, se lleva uno u otro. El Corán no cambia dependiendo de la región. ¿No se entiende que el texto es el mismo pero la interpretación y la adaptación a la cultura de la zona, totalmente distinta? La religión no es intolerante, ni tampoco causa muertos, ni implica que haya que matar a nadie para ir al cielo. Son las personas que leen un texto y lo interpretan como les viene bien las que dicen qué hacer y cómo hacerlo. Y esto lo he dicho tantas y tantas veces en este blog que se me está gastando la pintura de las teclas de tanto pulsarlas. Pero es que hay que decirlo, estoy seguro que los chavales que atentaron la semana pasada NO HABÍAN LEÍDO EL CORÁN EN SU VIDA Y SE GUIABAN POR LO QUE LES DECÍA EL IMAM, COMO TANTA OTRA GENTE!

Lo mismo pasa con tantas y tantas cosas que encontramos en la sociedad occidental, que no deja de ser un mix de civilizaciones. Ese “ellos” no lo entiendo ni comprendido como un “los de su cultura”, ni mucho menos como “los de su origen”, ni tampoco un “los de su religión”. No tiene ningún tipo de sentido y por eso no lo puedo entender de ninguna manera.

Me duele, me duele muchísimo ese tipo de comentarios disgregadores que intentan hacer daño a la sociedad. Me entristece mucho que haya gente en pleno siglo XXI, que por que cuatro chiflados atenten contra un grupo de personas inocentes, se etiquete a una parte de la misma sociedad como culpables de ello. Y sí, sé que también los racistas son también cuatro chiflados, pero la realidad es que la diferenciación entre “nosotros” y “ellos” no la hacen solo los cuatro chiflados racistas. La hace tanta y tanta gente que duele solo de pensar en ello.

No nos damos cuenta, pero los verdaderos culpables de hacer que existan personas aisladas en una sociedad como la nuestra, somos nosotros mismos con nuestra forma de hablar y actuar en nuestro día a día, y quizás no serviría de nada cambiar nuestra forma de expresarnos porque siempre habrá algún atontado que no leerá mi blog y dirá las tonterías que le dé la gana, pero realmente es cierto que un pequeño gesto sumado a otro pequeño gesto, hacen un gesto aún mayor.


Y después de soltar todo este discurso moralista y leerme unos cuantos comentarios de Facebook del estilo (y copio literalmente):

"Luis Bravo: El imán nobles nada...EL POBLEMA RS SU RELIGIÓN.. acaso alguien piensa que si coge un cura o un rabino a 10 o 12 chavales los va a convertir en terroristas.... Es su religiooooon"


"
Teguez Ricardo: El IMAN, ¿de qué religión era?... me imagino que pertenecía a la #TERRORISTA y #MALÉVOLA #RELIGIÓN #CATÓLICA que tanto atacan los #COMUNISTAS #PODEMITAS y principalmente los #CAMARADAS Juan Carlos #Monedero#AlbertoGarzón y el #Amado #Líder #PabloIglesias."


<<Le debieron faltar hashtags>>


"Mar SO Mar: Yo he tenido que trabajar muy a mi pesar en una empresa donde la mayoría de clientes eran musulmanes y fue una de las peores experiencias laborales, no quiero entrar en detalles porque don muchas y variadas la falta de valores educación arrogancia y prepotencia con la que trataban sobre todo si eres mujer. No les doy la mano ni aunque me hubieran subido el sueldo. Ya no te cuento si me matan uno de ellos a un hijo. Abrazos es lo que menos iban a ver el resto de su vida. Respeto la acción de este padre la respeto pero es de ser un pringado."


<<Su hijo ha muerto y él es un pringado>>

"Facundo Carrió: los españoles no entienden que los musulmanes van a cazarlos, no?"

Y así podría pasarme horas, pero todo se resume en una cosa. Decía Churchill que los fascistas de hoy se llamarán antifascistas mañana, o algo así, qué se yo, igual ni dijo eso. El caso es que todas estas demostraciones de odio de un lado y el otro, se resumen en un mismo objetivo, y es crear la distinción entre el "ellos" y el "nosotros" cuando no existe, no existía entre judíos y nazis, no existía entre cristianos y musulmanes en las cruzadas, ni existía entre romanos y bárbaros, ni ha existido, ni existirá nunca.


Pensad, si alguien quiere que odiéis a alguien, nunca lo hará por vuestro bien, siempre querrá sacar un beneficio para él, y repito, nunca para vosotros ni para las otras personas. Nunca os dejéis influir para odiar a alguien, nunca. En el momento en el que lo hagáis, os estaréis alejando de la civilización.

La semana que viene ya hablaré sobre los atentados de Barcelona porque necesito meditar sobre lo ocurrido, y aun entristecido como estoy, no creo que fuese capaz de comprender todos los datos que nos han llegado hasta ahora. 

jueves, 17 de agosto de 2017

¡He venido aquí a hablar de mi libro!

Hace quizás un año y algo, que publiqué una entrada en la que comentaba mi intención de escribir un libro. Pues bien, ese que había empezado a escribir entonces, lo dejé colgado a la espera de inspirarme algún día lo suficiente como para poder tirarlo adelante.


Pues bien, hace un par de semanas acabé de escribir (¡AL FIN!), mi primer libro. Tiene apenas 150 páginas de texto, y tengo pensado añadirle ilustraciones, pero texto, lo que es texto, ya está, y después de leerlo para corregir fallos, estoy bastante satisfecho. Tiene todo, absolutamente todo, mi estilo de escribir, y es como leer un blog, pero sin memes, sin lloriqueos, y con un tema que engloba bastantes cosas.

No es de ficción. Bueno, sí, una parte sí, pero el resto es de observaciones, anécdotas, información de cultura general que no nos queda lejos a nadie, y todo en un mix, mezclado con mi característica simpatía (huehe).


Espero poderlo publicar antes que se acabe el año. Una vez corregido, tengo pensado añadirle ilustraciones hechas por mí mismo, y después pensaré en las diferentes opciones de publicar que tengo. Las hay en papel, y en formato libro electrónico, y claro, siendo el primero y previendo que tampoco creo que me den el premio Nobel por él (creo, pero vamos, que igual se animan y me lo dan), hay que ver en qué medio puede estar mejor.

No os preocupéis por la falta de información. La mayor parte de la gente a quien le digo que he escrito un libro se sorprenden porque no saben de dónde he sacado el tiempo, pero es que resulta que le he dedicado muchas noches de verano, y cuando no hacía 3 páginas, hacía 14 del tirón, dependiendo de la inspiración del momento. Además, son escasas las personas que saben de qué va el libro y cuál es el objetivo final de este.


Dicho esto, muchas gracias a todos los que habéis apoyado este proyecto. Escribir es algo que me encanta, y tener un libro casi acabado es como ver la cima de una montaña que hemos intentado escalar muchísimas veces pero que jamás lo logramos, y que, pese a que pensamos que sí, algún día lo lograremos, ese día no llega porque estamos demasiado ocupados haciendo otras cosas. La pragmática vida nos engulle en su monotonía, y no, no nos podemos permitir pensar en aquella cima a la que soñamos llegar, pero quien sabe si algún día, en algún resquicio de tiempo libre, con motivación y energía logremos subir ahí. Lo que más se disfruta es el camino, y lo que más valoraremos, será el hecho de haber encontrado tantas y tantas trabas en el camino que nos han imposibilitado llegar hasta la cúspide de nuestras ilusiones.

Y me callo ya.

viernes, 4 de agosto de 2017

100 entradas, y 100 agradecimientos

Pues sí, llevamos (llevo) ya 100 entradas de blog. Hace ya dos años que empecé este proyecto, y no solo he alcanzado los dos años en Julio, sino que también las 100 entradas, y sí, me encantan los números redondos, soy así.


Pero para llegar a las 100 entradas de blog, he necesitado la ayuda de muchas personas, que, de algún modo u otro, han inspirado mi día a día y me han dado alas para seguir escribiendo las chorradas que nos han llevado a celebrar lo que en esta entrada se celebra. 100 entradas. ¿He dicho ya que esta entrada es la 100? ¡Qué barbaridad!


Empecé pensando que seguramente no le iba a dar continuidad, que eso de escribir es para otros con más conocimientos y más intelectuales que yo. Gente de esa que ha leído libros de los que, la gente como yo, consideramos “ladrillo”. Esa gente es la que suele tener un blog y lo actualizan cada mes o dos meses. La verdad, realmente no me veía capaz ni de llegar a las 20 entradas, y seguramente muchos de los que me conocéis debíais pensar lo mismo, aunque, por respeto, no lo dijerais.

Con este blog he descubierto una parte de mí que desconocía totalmente, y es que me encanta contar las cosas que me pasan. Lo que también es cierto, es que he aprendido a no contarlo todo, y a exagerar un poco las cosas. ¿He dicho “exagerar”? Quise decir “hacer mi vida más comercial”.

Entradas como la que aún es la más leída del blog “Me han roto el corazón”, “Adiós a los debates” o “Dulce Ramadán” son buen muestra de ello. Os he mostrado mi vida de una manera diferente a como realmente es. Una manera, espero, más divertida, entretenida, fácil de leer, y con humor del mío, sí, del simple.

A veces hacen falta más cosas como estas, y por eso lo he hecho tal y como es. Me refiero a que, el blog, en sí, contando las cosas como son en la realidad, pues, no sé, pero personalmente, me viene un tío a contarme su vida, cómo le han dado calabazas, cómo hace el Ramadán, o cómo ha dejado los debates universitarios, pues igual, me daría un poquitín igual, a no ser que le conozca mucho y diga “ay, pobrecillo, voy a leer su blog”, que es el caso de mucha gente que lee este blog, pero realmente, por lo que veo en la estadística, no toda.

Vivimos en un mundo con muchísima información de todo tipo, por todos lados, y sin respiro alguno. No podemos procesar, y mucho menos tenemos la capacidad de leerlo todo. Por eso, hace falta más gente que escriba de forma próxima y con un estilo cercano a las personas que lo leen. Está muy bien escribir una novela de ficción en la que desgranas todo el diccionario y describes hasta la más simple esquina con pelos y señales, pero eso hoy en día es inútil. A la gente no le importan los pequeños detalles, a la gente le importa la información que les es próxima y que les llama a reaccionar de una forma determinada. Y por eso fallan profesores, fallan escritores, fallan científicos, y en cambio, vence Playground, vence el ClickBait, y vencen los twitteros.

Iba a dar las gracias a mucha gente, pero creo que lo dejaré estar, primero, porque sería revelar quien inspira cada entrada, lo cual sería a su vez, exponer mi opinión exagerada de las cosas, y eso solo nos llevaría a equívocos.

Creo que lo dejaré en dar las gracias a los que me han seguido estos dos años, a aquellos que han leído esta entrada, o cualquiera de las que he escrito, y también a aquellas personas que empezaron en algún momento a leerme, y lo dejaron porque la vida, ¡ay la vida! Demasiada vuelta da.


Lo dicho, muchas gracias, y no os preocupéis, seguiré tocando las narices mientras me quede inspiración o acabe en la cárcel. Espero que sea la primera. 

jueves, 27 de julio de 2017

Gente hipócrita (parte III)

En el título me ha faltado “y un poco imbéciles”, pero bueno, era por mantener un poco el título de la saga de entradas de blog sobre la gente hipócrita, y no pretendía venirme arriba.

Hoy hablaré de un tipo de persona, no una persona en concreto, ni tampoco os contaré un cuento sobre algo que me frustra. Hoy va de un análisis profundo de un tipo de homínido que igual demuestra un poco que Darwin no tenía ni idea de nada. Y viva Lamarck y la epigenética, joder.


Se ha hecho buen día para hablar de la gente que critica a otra gente, solo para parecer socialmente mejores que ellos, y pretendiendo que critiques tú también; y realmente, la gracia es que, si critican contigo, también criticarán sobre ti. Bam. Twisplot. ¿Cómo? ¿No te esperabas que aquellos que tanto critican a los demás contigo, te criticasen a ti con los demás? Ay, qué inocente...

A mí, personalmente me da mucha rabia este tipo de personas. La verdad es que soy una persona que cuando ha de criticar a alguien, intentaré decirlo de forma disimulada porque no me gusta ofender al personal, de igual modo que no me gusta que me ofendan, y si he de criticar, te habré criticado antes en la cara y posiblemente me haya reído de ti. Pero las cosas hay que decirlas, aunque sea de forma suave.

Hay personas, con problemas de autoestima posiblemente, que necesitan criticar otras personas, para sentirse integrados en el grupo. Es como si, con su crítica, ganase puntos en un tipo de “ranking social”, y se ganase la estima de los demás, lo cual es totalmente absurdo, porque criticando a los demás, cualquiera con dos dedos de frente esperaría que le criticases a él también a su espalda.

“¿Y lo de Darwin a qué venía? ¿Te crees científico?”.

Los humanos somos animales gregarios, y estamos obligados a vivir en comunidad. Cada vez interactuamos menos los unos con los otros por culpa de internet y las redes sociales. De hecho, estarme leyendo en un blog, en lugar de escuchándome dar una charla en una sala de conferencias (casi vacía), debería ser una muestra de cómo está cambiando la sociedad, lo cual no es malo del todo, pero sí surgen algunos fallos evolutivos que nos demuestran que no vamos por el buen camino.

Por ejemplo. La persona que critica las fotos de otra persona en su red social, con un amigo en común. ¿De verdad cree este amigo en común, que no hará lo mismo con sus fotos en esa red social, pero con otra gente? Y lo más importante, ¿qué tipo de adaptación social es el hecho de despotricar de los demás, a sus espaldas? 

Yo por ejemplo, lo pongo tan a huevo con mis canciones de Instagram y mis vídeos de YouTube, que mis haters ya deben pensar "este chico no necesita que le critiquemos, es una parodia de sí mismo, así ya no vale la pena".

Lo he intentado analizar desde el punto de vista de primates evolutivamente inferiores (espero que no se ofenda ninguno de los chimpancés que leen el blog).


Un gorila critica otro gorila que ha ido a por fruta, con los otros gorilas. Al volver el gorila con la fruta, el gorila criticón habla (o lo que demonios hagan los gorilas) con el gorila frutero, mientas que los otros gorilas, fingen que no han escuchado nada de críticas. Al rato, el gorila criticón, se pone a despotricar de los gorilas oyentes, con el gorila frutero.

Realmente, el gorila criticón es un pedazo de imbécil que no debería tener ni derecho a permanecer en el grupo. Pero el hecho es que, el resto de gorilas son tan manipulables y se tienen en tan mala consideración los unos con los otros, que acabarán elevando al gorila criticón, a un nivel de jefe de la manada gorilera. Y así funciona nuestra sociedad.

Así actuamos también los humanos, cuando no debería ser así. Desde mi punto de vista, la gente que se dedica a criticar a otra gente para que terceros piensen mal y denigren a otra persona, debería ser apartada del grupo. Eso sí son personas toxicas para la sociedad, y no la gente negativa. 

"Personas tóxicas para la sociedad... Me recuerda a algo... 

De todos modos, pese a que es algo muy feo, siempre se ha hecho, y como siempre se ha hecho, la influencia de las redes sociales en nuestra sociedad, solo ha ayudado a seguir haciéndolo. Realmente, si viviésemos en una sociedad primitiva, sin Facebook ni Instagram, seguiríamos criticándonos los unos a los otros, precisamente porque con ello, la gente pretende seguir con el refrán "mal de muchos, consuelo de tontos", y al criticar a los demás, lo que pretendemos es ponerlos a nuestro nivel o por debajo, pese a que, moralmente, no tiene por qué ser necesariamente así.

Lo dije en una entrada hace tiempo, los individuos no somos o dejamos de ser tóxicos, es la sociedad la que nos ayuda a serlo y promover esta conducta. Y difícilmente encontraremos algún estrato de la sociedad donde no se aplique esta norma básica y tan característica de los primates que nunca hemos dejado de ser.

jueves, 20 de julio de 2017

¿Cuándo ceder y cuándo no?

Bajo este extraño y ambiguo título se oculta una realidad, y es que, en muchas ocasiones, todos y cada uno de nosotros, nos vemos obligados a ceder en algo de lo que estamos en contra, de igual modo que esperamos que los otros cedan cuando creemos que tenemos la razón razonable, y puede que no sea así.

Tengamos o no la razón, la realidad es que el hecho de ceder o no hacerlo, implica varias cosas. No solo puede agilizar el acabar una discusión, cosa que es bastante obvia (como el que firma un armisticio después de verse inmerso en una guerra demasiado larga), sino que también implica ceder algo de nuestra autoestima, algo de nosotros, de nuestro yo que confía en nosotros. Y eso duele, porque el orgullo se encuentra en todo ser humano, sea más o menos presente, pero en todos está, y a todos nos duele, en mayor o menor medida, ceder en según qué temas.

Aún y con esas, es importante ser conocedor del momento exacto cuándo debemos ceder en una discusión, de igual modo que en una guerra hay que saber percibir cuando, un acuerdo de tregua es mejor solución que continuar con la batalla, gane quien gane, e incluso cuando creemos que vamos a ganar nosotros, pero el número de bajas es demasiado grande.

El otro día pensaba que, si en una discusión, uno cede, está permitiendo al otro lado llevar a cabo su idea, pese a que puede que sea una locura, y a veces es hasta conveniente.

Pongamos un ejemplo, que se entenderá mejor.

“Procura que no sea bélico, que siempre estás hablando de guerras en tu blog y ya se ha quejado la Asociación de Padres Lectores de Blogs”.

Tenemos un hijo. Usted, yo seré un ser omnipresente en esta escena que se desarrollará en su cabecita, entre conexión sináptica y conexión sináptica.

Como decía, tenemos un hijo, y nuestro hijo quiere ir en bici, a lo que nosotros, encantados de que haga deporte, le decimos que sí, que la coja y se vaya a hacer unas vueltas al parque, siempre y cuando se ponga el casco, las rodilleras y las coderas. Él insiste que no, que eso es muy de pringado (ciertamente es muy de pringado, pero nosotros sabemos que es por su seguridad). Así pues, nos enzarzamos en una discusión que dura lo suficiente para cansarnos nosotros. Él no, porque es un niño y todos sabemos que los niños son expertos en discutir por chorradas. De este modo, cedemos, y le soltamos un “haz lo que te dé la gana, luego no me vengas llorando” (yo como padre sería muy coloquial, pero a mí que me llamen “señor padre” o algo arcaico, que mola).

El caso es que nuestro hijo sale con la bici, y en la primera esquina, con piedras y asfalto, se pega un guarrazo del copón. No le ha dado tiempo ni a cruzar la calle, que ya vuelve a casa entre sollozos, y con las rodillas y los codos ensangrentados, despellejados y sucios de mugre callejera. Yo, ser omnipresente, le atizaría una buena colleja, pero como usted es un padre ejemplar, no solo le limpiará las heridas y se las curará con la povidona yodada correspondiente, sino que también le dirá aquello de “¿lo ves? Con rodilleras y coderas, esto no hubiese pasado. ¿Y si hubiese sido un coche?”.

Perfecto, ha conseguido que el niño tenga un trauma con las bicis, y desarrolle una agorafobia de mayor, pero bueno, eso no es importante en esta entrada de blog. Lo importante es que usted cedió, y ahora la historia (que este ser omnipresente se ha inventado) le ha acabado dando la razón.

Ese es el punto clave. Hay que ceder cuando, sabemos al 100% que tenemos razón, y cuando las consecuencias de ceder no tienen por qué ser graves. Para el resto de veces en las que realmente, insistir no es una opción, hay que ser perseverantes y nunca dejar caer aquello en lo que creemos realmente.
Una entrada de blog sin fotos de Hitler, no es entrada de blog.
Esta premisa se puede aplicar en absolutamente toda discusión o controversia que encontremos en nuestra interacción con otros humanos. Tome usted nota. 

jueves, 29 de junio de 2017

Fumar es malo, pero peor es ser imbécil

Hoy vengo a hablar de lo influenciables que somos nosotros, seres humanos, y lo haré con un par de ejemplos (como empieza a ser habitual), de mi vida.

Veréis, en la sociedad actual (de igual modo que hace 20 años) si eres un niño pequeño y no eres del Barça o del Madrid, no eres nadie. En mi caso, yo era del Barça, pese que a que mi padre siempre tuvo predilección por el Madrid. En casa ya os podéis imaginar que los derbis se vivían con intensidad hasta hace 6 años, que perdí la simpatía por el fútbol Cosas de la edad supongo, acabas dando más importancia a lo que realmente merece la pena (más allá que el fútbol se haya convertido en una herramienta política y económica, en lugar de una competición que promueva la vida saludable y el deporte entre los jóvenes). 

De todos modos, a los que nos gustaba el fútbol hace unos años, nos gustaban jugadores como Ronaldinho, Kluivert, Eto’o, Zidane, Raúl, etc. Personas que eran idolatradas por el simple hecho de dar patadas a un balón, y cuyas acciones eran tomadas por niños como referencia de un modelo de vida bueno. Y esto pasa con absolutamente todo. El ser humano es súper influenciable y si mi superhéroe favorito lleva zapatillas Nike, yo me las debo comprar para sentirme como un superhéroe. Por la misma regla de tres, yo quería comprarme la camiseta de un determinado jugador porque era lo más, pese a que me salía por sesenta euros (aunque en el mercadillo te sale tirada, pero claro, es del mercadillo, ya no vale, eres un pobraco y serás discriminado eternamente por tu estatus social, una muestra que la lucha de clases aún existe (chúpate esa Marx, y en solo un párrafo)).

Pero vayamos a otra anécdota, porque no solo nos hemos visto influidos a lo largo de nuestras vidas por ídolos, sino también por las series de televisión que hemos visto, por los libros que hemos leído y por los personajes de estas, de igual modo que por las personas carismáticas que hemos conocido a lo largo de nuestra vida, y como con los futbolistas, no necesariamente hemos cogido de ellos únicamente los hábitos correctos, sino que también vicios insalubres o defectos y tics que a la larga nos han hecho arrepentirnos de haber idolatrado a esa persona. Por ejemplo, alguien guay que fumaba y por lo cual nosotros también debíamos fumar para ser guay.


Somos vulnerables y frágiles a partes iguales, pero es ahí donde reside la gracia del ser humano y es empezando por esa parte, por donde podemos cambiar la sociedad a mejor (o a peor, si es usted, querido lector, un futuro dictador con planes para conquistar Europa, establecer su raza como la superior, y grabar su nombre con letras de fuego en los libros de historia como "el dictador que se inspiró en el Blog políticamente correcto de Omar Habbab", me haría muchísima ilusión).


Me explico. Cuando sabemos cuál es nuestro problema como personas, es más fácil arreglarlo, de igual manera que uno no cambia una rueda si no sabe que ha pinchado o que está muy gastada. La cosa es darnos cuenta de ello, y es ahí donde cada persona empieza a crear su modelo de personalidad único y exclusivo.

Sí, ciertamente lo más seguro es que se acabe pillando cosas de aquí y de ahí, detalles que puedan ayudarnos en nuestro día a día, cosas buenas, y puede que alguna cosa mala. El caso es que, si sabes que es malo algún hábito imitado, has de ser consciente que es únicamente responsabilidad tuya no caer en los mismos errores que ya cometió la persona de quien los has copiado en el pasado.

“¿Te refieres a apoderarnos a nosotros mismos?”.

O no. Me refiero a que la genética no determinará si vas a fumar toda tu vida o no. La genética puede determinar el tiempo que vayas a durar fumando antes que un cáncer te mate o te amputen las piernas por problemas vasculares. Quien deberá aprender que fumar es malo, y deberá parar de fumar eres tú, y ser consciente de eso es lo que te dará poder para tirar adelante.

Y cuando digo fumar, me puedo referir a mil otras cosas que imitamos de gente a quien sobrevaloramos, y resulta que son tan humanos, frágiles y maleables como nosotros. Igual que nosotros caímos en la trampa de “fumar”, ellos también cayeron en la misma trampa, y quizás no se dieron cuenta que solo estaba en sus manos el apropiarse de las cosas buenas de los demás, construir su propia personalidad y conseguir así concebir una vida más real y propia.

jueves, 22 de junio de 2017

Dulce ramadán


Querida lectora o lector. Hablemos del ramadán. Ese mes en el que todo musulmán o partícipe de la cultura musulmana se dedica a no comer durante el día, para solo comer y beber durante la noche. Hablemos pues de ello, porque este fin de semana se acaba.

Yo hago el ramadán...

"¡¡¡¡OOOOOOH, NO LO SABÍA, VAYA, ¿ASÍ QUE NO PUEDES COMER DURANTE EL DÍA? ¿NI TAMPOCO BEBER? ¡VAYA, QUE BESTIA! ¡YO NO PODRÍA! ¡ADEMÁS TAMPOCO PODÉIS FUMAR NI TAMPOCO FOLL..."

...y la verdad es que lo he hecho desde hace muchos años, y la gente, como ha de ser, pregunta y hace juicios. No pasa nada. Se acepta y se tira adelante. Como cuando tus dos apellidos son iguales y te preguntan si tus padres eran hermanos. Sí, esa pregunta se hace. Yo la he hecho.

Normalmente cuando alguien te pregunta si haces el ramadán, primeramente, lo hace porque ha leído tu nombre (que muy occidental no será), y también ha visto que tu aspecto o color de piel tampoco parece muy caucásico. En mi caso es la primera opción, porque pese a que muy ario no soy, sí que soy bastante caucásico. Creo. ¿No? A veces me preguntan si soy argentino, otras si soy italiano, yo suelo presumir de ser medio etíope... 

La pregunta suele ir dirigida primero, a descubrir si haces el ramadán. Algo tan simple como “¿tú haces el ramadán?”. Y le respondes que sí. Ningún problema. Todo el mundo tiene sus cosas. Todo correcto. Circulen. Hay a quien le gusta la escalada, otros son más de lujos, yates y viajes exóticos, y a ti te da por no comer durante el día, todo un mes. Cosas más raras se han visto en culturas del mundo. Los Masái saltando, los Mursi se ponen un plato en la boca, los turcos fingen golpes de estado...

La siguiente pregunta suele ir más encarada a la religión. O te preguntan “¿eres musulmán?”, o bien “¿pero tú crees en dios?”. Está bien la pregunta, sea cual sea de las dos. No voy a entrar a contestarla, porque me daría para un libro entero de revisión sobre el significado de la palabra "Dios", y suficiente hago esperando que alguien lea esta entrada entera. Ahora bien, quiero plantear algo diferente. ¿Qué pasaría si celebrar la navidad estuviese estrechamente ligado siempre en nuestra cultura actual, a los valores cristianos?

¿Os imagináis un mundo en el que solo se celebrasen cosas con motivo de la religión? Perdón. Pregunta errónea. ¿Os imagináis un mundo en pleno siglo XXI en el que solo se celebrasen las cosas con motivo de la religión? (En un contexto occidental y de país desarrollado, yo sobre países en vías de desarrollo y con gobiernos tarados como Arabia Saudí o Qatar, no hablo, como mínimo en esta entrada).

Os voy a contar por qué yo hago el ramadán, y si eso dejáis algún comentario de por qué vosotros celebráis la navidad, el hanukkah, o lo que sea, para que nos entendamos todos y no acabemos en un conflicto bélico.

Para mí, el mes del ramadán es algo especial. Es duro, ciertamente, pero más duro sería para mí, no hacerlo. Me explico. Durante el ramadán pasas hambre y pasas sed, no fumas, no bebes y no mantienes relaciones sexuales.

“Bueno, eso último no lo haces ni en ramadán ni el resto del año, listillo”.

El caso es que, para mí, es un mes en el que aprendes a valorar más las cosas y a ver el mundo que te rodea de forma diferente. Aprendes a disfrutar de los buenos momentos con los amigos, de la familia, de las oportunidades que tienes, y de las que se dejan pasar. Aprendes que vivimos en una sociedad que nos impide conseguir desarrollarnos completamente como personas porque nos obliga a parecer guay para adaptarnos a ella. Y también aprendes que en la vida uno se ha de valorar a sí mismo y a los demás por encima de las cosas materiales. Aprendes a tolerar, y a tener paciencia. Y, sobre todo, aprendes que hay soluciones para todo, salvo para aquellas cosas que no tienen solución, como la muerte, o retroceder en el tiempo.

Más allá de la explicación teológica que pueda tener el ramadán, en el siglo XXI concebirlo como tal, es como pensar que la navidad es solo una fiesta religiosa, y que solo lo puede celebrar la gente que va a misa los domingos.

Otra de las preguntas que suele hacer la gente cuando le dices que haces el ramadán es “¿cómo aguantas todo el día?” y ahí viene uno de los motivos para hacer el ramadán, y es que aunque yo haga el ramadán un mes al año, hay millones de personas en el mundo contentándose con una sola comida al día porque no se pueden permitir más, y sé que para muchos esto no son más que palabras bonitas, pero es cierto, y desde nuestro punto de vista del primer mundo, no somos capaces de ver incluso lo que pasa en nuestras propias ciudades.

"Uuuuh, demagogia detected".

Prueba de ello es la gente que pasa al lado de otra persona tan humana como ella, y que se gana la vida buscando basura en el contenedor. Y ese panorama lo vivimos cada día de nuestra vida, y de ser tan común ahora ya pasa hasta desapercibido.

En definitiva, vivimos en un mundo lleno de injusticias, y que yo me pase el día sin comer ni beber, no soluciona este problema, ni tampoco lo empeora, pero a mí me ayuda a ser consciente de la situación que pasa tanta gente, y a obrar luego de una manera determinada.

Sí, ya sabéis que soy muy idealista. Cosas mías. 

Y el último motivo por el cual hago ramadán, es que, una vez que empiezas, dejarlo me dejaría en una posición de debilidad, y por tal de respetarme a mí mismo, he de ser capaz de acabar lo que empiezo, y en caso de dejarlo, que no sea por una escusa barata como "no tiene sentido hoy en día" o un "es más cómodo no hacerlo", porque en la vida la postura cómoda es la que siempre tenemos al alcance de la mano, pero la postura difícil, la que cuesta, es la que nos sirve para demostrarnos a nosotros mismos, que si creemos en nosotros, tendremos la voluntad para tirar adelante, sin importar las circunstancias. 
Y ese último es mi principal razón para hacer ramadán. 

Edición: Puede que bastante gente se sorprenda que yo haga el ramadán. Os juro que hacía tiempo que no veía a alguien alucinar tanto como cuando lo conté una vez en el hospital y una compañera me preguntó seriamente si era broma. El año que viene miraré de ponerme una banda en el brazo con una media luna que diga "estoy haciendo ramadán, no me alimentes", en una mezcla de letrero de zoo, y brazalete de nazis.