En
el último episodio….
Hablamos
del germen del ISIS, hablamos de la crisis, y hablamos de la primavera árabe, y
ahí nos quedamos.
No
entraré a valorar si la primavera árabe ha sido buena o mala porque la historia habla por sí misma. Lo que
sí intentaré mostrar es que no ha sido igual en todos los países en los que ha
acontecido y citaré unos cuantos ejemplos pues es un tema complejo y mejor
ilustrarlos.
Primero
Túnez, primer país en derrocar al cabeza de estado y al que mejor
parece sentarle la primavera árabe. Aun así tenemos ejemplos que dicen lo
contrario, véase el atentado al museo en el que murió una pareja española.
“¿Pero
la primavera árabe no era una brisa de democracia en unos países en dictadura?”
Calla y
observa, pequeño colibrí.
Egipto. País cuyo cabeza de estado fue Mubarak, que
gobernó con mano dura. Después de muchas revueltas (todos recordamos las manifestaciones en la Plaza Tahrir)
se derrocó a Mubarak y se realizó unas elecciones que ganó el Partido Musulmán
de Mursi. Este, ante las manifestaciones que se dieron contrarias a su mandato,
aplicó mano dura como ya hacía su predecesor, incumpliendo así el contrato
social que se le suponía, y siendo derrocado por el ejército después de otra
revuelta. Un ejército que asumió el poder del país hasta la fecha.
“Pues
no mola tanto ya la primavera árabe”.
Espera,
si aún queda.
Libia,
cuyo jefe de estado era el excéntrico Gadafi, que fue ejecutado por
grupos armados del CNT después que una coalición de la OTAN bombardeara su
palacio, todas sus residencias y sus barcos (vídeo
no apto para sensibles). No cabe ninguna duda que Gadafi era un
capullo, pero lo era cuando visitaba España y saludaba al Rey, de igual manera
que lo era cuando se quedaba con los impuestos de su gente para alicatar sus
baños de oro. Ahora Libia es un país con milicias, contrabando, terrorismo… Un intento de democracia que
con Gadafi al poder se mantenía estable, y que actualmente se ha convertido en
un país sin Ley.
“Me
estás jodiendo el día con tus sucias palabras antidemocráticas”.
Tranquilo,
tranquilo, querida lectora o lector. Siria, Irak y la formación del ISIS la
dejaremos para la próxima entrada. Lo que sí… hay algo que no quisiera olvidar
sobre lo comentado aquí.
Mursi,
presidente egipcio derrocado por incumplir el contrato social, era de Hermanos
Musulmanes, partido político musulmán y sunita. Gadafi recurrió a milicias
centroafricanas relacionadas con Al Qaeda y que posteriormente serían
vinculadas con Boko Haram, grupo terrorista al que se le adjudican decenas de
miles de muertes y secuestros de mujeres y niñas en los últimos años en el
Sahel. Por su parte, Bashar Al Assad es Chií y en Irak los chiíes
también son una fuerza muy poderosa. Ahí, como veis, abrimos otra dimensión en
este conflicto, y es que dentro del mismo islam, hay una clara escisión ente
Chiitas y Sunitas.
TO
BE CONTINUED.
PD: No sé
cuanta entradas más de blog trataremos el tema, pero creo que estamos ya
llegando al final de la explicación del conflicto. Atentos.
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