sábado, 31 de diciembre de 2016

Un 2016 de tontos


Uy, qué rápido ha pasado el 2016, eh. hahahahahah NO.


Con este título no pretendo mofarme de todas aquellas personas que se despiden del 2016, un número, una cifra. Sí, podría hacerlo, ¿pero no sería eso ensañarse con una parte desprotegida de la sociedad, un eslabón vulnerable de mentes inconscientes sin sentido que se dedican a dar un cuidado humano a una simple cifra? Pobres.

Este ha sido en muchos sentidos un año de éxitos que quizás no pueda volver a repetir, y otros que seguro que acabaré superando. Ahora os podría hacer nuevamente la lista de logros…


“Mira Omar, yo voy dejando ya de leer esto porque me huele que…”

Pero hoy no será ese día.

Hoy quiero traeros una reflexión sobre este último año. No será la típica reflexión que hace la gente en su Facebook para ganarse unos likes y subirse la autoestima. No. Esta va más allá del bien y del mal, y sin llegar al nivel sifilítico de Nietzsche.

Este año hemos podido decir todos muchas cosas, algunas de las que nos arrepentimos, otras de las que no. Hemos podido dejar atrás muchas personas, algunas a las que echaremos de menos, otras a las que no. Y sobre todo, hemos cerrado etapas de nuestra vida, algunas que recordaremos con nostalgia, otras que recordaremos con ira desenfrenada y cuya memoria nos perturbará a media noche, levantándonos sudados y empuñando el revolver que guardamos bajo la almohada desde que Jonny murió en aquel loco accidente con los mafiosos que no debió ocurrir si hubiésemos tenido los refuerzos necesarios no.

Pero si con algo nos hemos de quedar de este año, es con esos momentos de libertad que hemos tenido en ocasiones, olvidando nuestros quehaceres. Perdón, ¿he dicho “olvidando nuestros quehaceres”? Quise decir “dejando de lado”, porque algunas cosas, por más que quieras, no te las puedes quitar de la cabeza.

Creo, sinceramente, que cuanto más tiempo pasamos solos, pensando en lo que hemos hecho, tanto lo bien hecho como lo mal hecho, al final, aprendemos más de nosotros mismos y de nuestras reacciones ante determinados estímulos. Esto último es la base del estudio experimental que es la vida para nosotros mismos.

Mucha gente os puede vender la milonga que, para conocerse a uno mismo, hay que vaciar la mente, respirar hondo incienso, y porquerías varias para sacaros dinero.


“A ver, cuéntanos, oh gurú de la vida, ¿cómo nos podemos conocer a nosotros mismos?”.

Hoy es un buen día para hacer una lista de las cosas buenas y malas, de los aciertos y los errores, y de lo que nos arrepentimos de hacer, y de lo que no hemos hecho, mes por mes. Una vez hecho eso, además de ejercitar de forma magnífica la memoria, podemos descubrir quien somos realmente a partir del comportamiento que hemos tenido durante el año. Uno puede que, ante determinadas situaciones, actúe de un modo u otro, pero en global, es imposible no comprender quien somos.

Por mi parte, veo que soy un tío obcecado, iluso, infantil, y malvado. Pero además también respeto las demás opiniones, me gusta hacer reír, y me gusta compartir la felicidad.

Este año ha estado lleno de cagadas monumentales, pero también he de reconocer que he tenido una suerte impresionante en muchas ocasiones, y en eso también influye el interés que dedicas a las cosas.

Cosas que he aprendido del 2017:

- Todos somos humanos, seas rico, pobre, tengas 8 carreras, o solo la ESO, todos podemos tener buenas ideas, y es preciso saber poner las diferencias a un lado para escuchar a los demás como iguales que somos.

- Las cosas mejor decirlas a la cara, de forma directa y cuanto antes posible. Si la cagas, te ahorras tiempo y angustias, si no la cagas, aprovechas más el tiempo. 

- Por mucho que te esfuerces en las cosas, a veces no hay esfuerzo que valga, y puede que ni valga el esfuerzo. Pero eso es algo que no sabrás hasta que lo hayas intentado porque el futuro no lo sabemos (a no ser que seas Sandro Rey y te dediques a estafar octogenarias por TV).

- Cuando pareces tonto, la gente se sorprende de que despuntes en algo. Cuando saben que no eres tonto pero lo parece, te intentan dar lecciones para poder compartir tu éxito. Cuando no creen que seas tonto ni que lo parezcas, trabajarán contigo de igual a igual y el éxito será realmente compartido. 

Porque si algo me ha enseñado el 2016 es que, cuando empiezas algo diferente al resto de cosas que se han hecho, te llaman loco, y muy amablemente te invitan a dejarlo estar y a centrarte en algo más productivo y pragmático que te de de comer mañana. Como si mañana solo nos dedicásemos a comer y nuestros sueños, esperanza y emociones no fuesen más que una capa de pintura de nuestra vida.

Cuando has empezado y te faltan muchas horas de trabajo, te observarán y pensarán que no lo lograrás, que ya has llegado muy lejos, y que si fuese tan fácil, otra persona lo habría hecho.

Y en el momento de acabar, es cuando te dicen el típico "ya lo sabía que lo lograrías", "suerte que seguiste mis consejos" o "sabes que sin mí no lo hubieses logrado".  Pero eso ya dará igual, porque lo habréis logrado.


A todo esto, solo os puedo aconsejar dos cosas para el 2017.

La primera, cagadla sin miedo, y cuando la caguéis, no os vengáis abajo.

La segunda, quered a quien quiera ser querido, y a quien no os quiera, no le queráis.


¡Y A TOPE CON EL 2017!

PD: Y a todo esto Omar, ¿de verdad no cambiarías nada de este año?

Sinceramente, querida cursiva, no cambiaría ni un ápice. No me arrepiento de nada.

miércoles, 28 de diciembre de 2016

Crónica de una mente suicida


Suena el despertador. Y, ¿para qué?

Toca levantarse, pero, ¿para qué?

El mundo sigue siendo la misma basura infecta de siempre, pase un día, otro, u otro más. Siempre el mismo martilleo, siempre la misma tortura. Todo sigue siendo un caos previsible del que no se puede escapar. ¿O sí?

Me levanto y busco las zapatillas. Un pie no entra a la primera. Buen presagio de cómo va a ir el día.
La ducha fría por el calentador estropeado, un desayuno simple, y a trabajar. La misma rutina día tras día, salvo los fines de semana. Esos se resumen en salir de la cama y volver a entrar en ella. Sin pareja, con escasa familia, y menos amigos que los dedos de una mano.

Trabajo, y cuando más trabajo, más me doy cuenta que esto no es lo mío. Papeleo, números, letras, siempre las mismas caras insípidas, siempre los mismos chistes sin gracia. Todo siempre igual.

Sales con los amigos y las fiestas ya no son lo de antes. La gente bebiendo para olvidar que la vida es aburrida y nada de lo que hacen les llena por dentro. Siempre la misma serenata triste que acompaña sus falsas sonrisas. Todo se mueve a cámara lenta mientras pierden su vida creyendo que se divierten. Todo igual.

Voy por la calle y ya no veo árboles. Veo palos donde colgarme. Ya no veo vasos de vidrio. Veo cristales para cortarme las venas. Ya no veo grandes edificios. Veo pisos desde donde saltar. 

“¡Oh, hola!”

Oigo una vocecilla.

“No soy una vocecilla, soy tu hado madrino, me llamo Omar”.

Debo estar experimentando algún tipo de trastorno que me produce alucinosis.

“No creas, ¿recuerdas el blog ese que leías cuando eras un simple estudiante y con el que te asfixiabas literalmente de la risa?”

¿Se referirá al blog ese que hablaba de sandeces cada semana escrito por un loco egocéntrico que hacía chistes malos?

“Sí, ese... Tampoco eran tan malos... Bueno, pues digamos que de tanto leer entradas acabaste afectado mentalmente, y de algún modo, te inseminaron el cerebro, hasta que nací yo”.

¿¡Me inseminaron el cerebro!? Ahora sí que alucino.

“No, ¡qué va! ¿No has visto Black Mirror? Pues algo así pero en plan cutrón”.

¿Y qué pretendes vocecilla?

“Te digo que soy tu hado madrino, si quieres imaginarme, ponme la cara de Omar, y un cuerpo de hada, con sus alas y su barita. E intenta no reír”.

Vale, ¿qué pretendes hado madrino?

“Pues evitar que te mates. Porque tu vida vale más de lo que tú crees para amargarte como lo haces”.

No me amargo yo, me amarga la vida.

“La vida es así, llena de luz, llena de color…”

¿Vas a estar ahí mucho tiempo?

“Lo justo y necesario. Cuando me necesites y para lo que me requieras. Aquí estaré para velar por ti”.

¿Entonces todo me empezará a ir bien?

“No te engañes, las cosas seguirán yendo como hasta ahora a no ser que cambies tú. Yo solo estaré para evitar que te hagas daño, porque recuerda que el peor de los enemigos habita dentro de nosotros, y si le dejamos vía libre, será cuando habremos caído en sus fauces. Y créeme, siempre nos quedan demasiadas cosas bellas por vivir, y nunca merece la pena dejar de hacerlo solo para evitarse sufrir”.

¿¡Cómo le puedes decir eso a alguien que lo ha perdido todo!?


“Precisamente porqué lo has perdido todo, es que lo tienes todo por ganar”.



--Lo sé, la foto era totalmente innecesaria--

sábado, 24 de diciembre de 2016

Cuento de Navidad en cursiva.


“Hola, soy el señor (o señora, la verdad es que nunca me había planteado cuál era mi sexo) cursivo, la voz en cursiva que comenta las entradas del blog de Omar. Hoy, aprovechando las fechas y que él está por ahí, leyendo algún libro de chistes malos, os voy a contar un cuento.
Había una vez, en una ciudad muy muy lejana, un señor muy y muy huraño y cruel, al que le gustaba hacer humor negro y reírse de todo, además de restregarnos sus premios a todos por la cara, y poner verde a la gente que conocía en su blog sin que nadie se diese cuenta de nada. Su nombre era Omar, y tenía lo que él llamaba “Blog Políticamente Correcto”, (donde un servidor comentaba en cursiva lo que todo el mundo pensaba al leerlo).

Se acercaba Nochebuena y el déspota de Omar preparaba una entrada en la que, el muy canalla, iba a despotricar de alguna de las múltiples chicas que le dan calabazas al ver el ser vil que es en realidad. Además, iba a publicar en Facebook un resumen de los premios que había ganado este año, como si no los hubiese contado ya miles de veces el sinvergüenza.

Al señor Omar, sus amigos lo habían invitado a salir por ahí de fiesta esa noche, a lo que él, con toda su antipatía, les había dicho que no, con un sonoro “¡paparruchas!”. Para él, las navidades no eran más que una serie de días en las que El Corte Inglés y el Carrefour, se hacían su agosto particular entre compras y más compras. Ese maldito degenerado solo veía dinero donde los demás veían personas”.

Espera. ¿Soy yo ese?

“Vaya, esto no lo tenía calculado… ¡Omar, mira, te he comprado el último tomo de Ataque a los Titanes, donde se descubre la verdad del sótano de Eren!”.

¡Oh, genial! A ver que hay por aquí…

Perfecto, esto le distraerá mientras yo prosigo con la historia.

Ese ser vil, se iba a pasar la Nochebuena jugando al PC y leyendo cómics mientras comía turrones y carbón de azúcar. Pero como la diabetes es un castigo a largo plazo, algo estaban preparando los espíritus de las navidades pasadas, presentes y futuras para esa noche.

Tocaron las doce de la madrugada y por arte de birlí viroque, nuestro malhechor cayó derrotado sobre su cama mientras leía “El Principe” de Maquiavelo en formato manga (sí, porque le daba pereza leerlo en su versión normal).

Fue entonces cuando, desde una rendija de la ventana, entró un aire que se diferenciaba del resto de aires exteriores, por su calidez. Ese era el espíritu de las navidades pasadas, que dio unos toques en la espalda a Omar para despertarlo. Al romper el sueño, éste levantó la cabeza y vio un ser conocido para él, un amigo suyo para ser precisos. Pensó que estaba soñando, así que buscó algún tipo de arma, pero al no hallarla, el espíritu le espetó:

- Oye, Omar, bonito, que soy el espíritu de las navidades pasadas y vengo a llevarte al pasado para que veas cómo eras.

- Madre mía, qué sueño tan real. ¿Será de aquellos con stripers?

- ¡Ay mi madre! ¡Pero vístete, cerdo! – mientras el espíritu amigo le atizó con una sonora hostia.

- ¡Uh! Pues para ser un sueño, duele bastante…

- Calla que no tenemos todo el día… - y dicho esto, el espíritu amigo chasqueó sus dedos y en un abrir y cerrar de ojos se hallaron en la misma habitación, pero con las paredes limpias de posters, y el suelo sin basura.

- Ah, ya lo entiendo. Eres el espíritu de las navidades pasadas y vienes a llevarme al pasado.

- Eres más lento de lo que me habían dicho. Bueno. Calla, que ahí viene.

Los dos seres anacrónicos se callaron mientras miraban cómo entraba un niño a la habitación. Era Omar, con 9 años, entraba a su habitación después de llegar del colegio, y sin tiempo para nada, volvía a salir para ir a jugar.

-No veas, qué joven y gordo estaba – dijo el Omar del futuro al verse 16 años más joven – qué malos eran los Bollicaos.

- ¿No te das cuenta? – replicó el espíritu de las navidades pasadas – En esa época no tenías preocupación alguna, y simplemente estabas interesado en divertirte y jugar.

-Bueno, no exactamente espíritu – contestó Omar – En esa época había suspendido el examen de matemáticas de dividir con dos decimales y estaba preocupado por si mi madre se enteraba. Además, me había pasado la liga Pokémon y creo que nada me preocupaba más que eso.

- ¿Y acaso no eras un niño feliz? Vamos Omar, muéstrame algo de actitud para ver más allá de lo que ven tus ojos... – dijo el espíritu sonrojado al no esperarse esa respuesta.

- Bueno. Era gordo. Si te vale eso…

- Veo que no arreglaremos nada contigo macho, eres mal estudiante, mal amigo, mal hermano, mal hijo, mal enfermero y mal amante, y eso último ya lo demuestras en tu blog. Vamos, un desastre de persona. – dicho esto, el espíritu, con chasquido de dedos, hizo volver a ambos al presente – me largo, ya se las apañará contigo el espíritu de las navidades presentes, aunque ya te avanzo que no hay solución para lo tuyo más que aceptarte como eres – y tras decir esto, desapareció en la nada.

Omar, al creer que era todo un sueño, y al recordar la versión de “Cuento de Navidad” de Disney, no se extrañó en absoluto, y siguió durmiendo. Cosas de ser milenial.

Al poco rato un espíritu en forma de aire algo apestoso, entró por la ventana. Al olerlo, Omar despertó de inmediato, y al materializarse este, Omar le dijo:
-¿Eres el espíritu de las navidades presentes? Ya te podrías haber duchado antes de venir a trabajar, cacho de guarro. Por cierto, ¿por qué tienes la cara de mi primo Naufel?



- A ver. Pelo moreno, delgado, acné, mala leche… Tú debes ser Okar. Encantado. Quiero pensar que sí, soy el espíritu de las navidades presentes. A ver… en verdad me hace la misma gracia que a ti estar aquí, así que vayamos al tajo – y una vez dijo esto, tras hacer sonar su axila de forma horrenda y desagradable, se teletransportó a él y a Omar al hospital de Girona.

- Bueno, ¿qué te parece? ¿Sabes dónde estamos? – preguntó el espíritu.

- Sí, claro. Haciendo horas extra en el hospital. A ver, espíritu, he trabajado aquí, nada de lo que vea me va a hacer enternecer ni llorar. Me han dado tantas calabazas y he vivido tantas putadas que nada me puede deshelar el frío corazón que me ha dado esta dura vida.

- Quiero pensar que oui, bueno Okar, sígueme – dijo el espíritu mientras andaba por el pasillo del hospital en busca de una habitación.

Al llegar, el espíritu se sentó en la cama, y mientras miraba a la mujer que yacía en ella, le preguntó a Omar:
-¿Reconoces a esta mujer? Y no me refiero de alguna reyerta de las típicas tuyas que luego cuelgas en the hil of violence. Fue tu paciente.

-No sé, espíritu, he tenido tantos pacientes que no los recuerdo a todos. Ahora no me suena. De hecho, me cuesta pillarte las referencias. ¿De verdad no eres mi primo Naufel? – contestó Omar sin mostrar signos de emoción.

-Uy, pues esta señora sí te recuerda a ti, sí. En su último ingreso te preocupaste de hacerla reír cuando estaba pasando por un mal momento, eh, payasote, y en su alta, preguntó por ti. Ahora ha vuelto a ingresar y todo apunta a que será la última vez… - dijo el espíritu con voz temblorosa.

-Bueno espíritu, qué quieres que te diga, la gente vive y muere. La vida es así, ¿no viste mi magnífico discurso de graduación? – dijo Omar mientras buscaba su teléfono para enseñarle el vídeo de YouTube.

- Quiero pensar que sí. No te preocupes, ya leí la entrada de blog. O más bien las entradas de blog. Eres pesado para este tipo de cosas, pero no para las que lo deberías de ser. Ojalá dedicases el tiempo que dedicas al blog, a estudiar, seguir formándote, y trabajar para mejorar el sistema sanitario – dijo el espíritu con voz grave mientras se levantaba.

-¡Mira espíritu, demagogia aquí no, macho, que esto no es una liga de debate! – decía Omar mientras gesticulaba para mostrar su indignación.

- ¡Tú que siempre quisiste cambiar el mundo, ahora te dedicas a ofuscarte con tus fracasos y no eres capaz de tirar adelante para mejorar tu vida de una vez y por todas! ¡Solo sabes llorar en tu blog que no lee nadie, fardar de listillo, y esperas que la suerte te siga sonriendo como ha hecho siempre, sin mover un solo dedo! ¡Tuviste suerte en la carrera, en el máster, en las oposiciones, en el Skyrim, y así siempre, pero tu vida no deja de ser una basura porque no te esfuerzas en nada! – decía el espíritu indignado mientras todo lo que le rodeaba a él y a Omar se tornaba oscuro, tenebroso y rodeado de un humo negro - ¡Deja de meterte con los demás, y céntrate en hacer las cosas bien, esforzarte, y trabajar para no tener que depender de la suerte siempre!

- Mira espíritu, te me relajas, que te veo muy subidito. Además, la vida no es tan sencilla como la pintas. A veces, por mucho que te esfuerces, todo sale mal. Todo. – replicó Omar sin argumentos.

-Eres burro - dijo de forma tajante el espíritu.

-Bueno. ya empiezan los insultos... - contestó Omar. 

-No lo has entendido. Te contaré la historia del burro y el pozo - dijo el espíritu mientras se teletransportaron a una aldea - esta es la historia de un burro que en un desafortunado accidente, cayó en un pozo seco. El amo del burro, al ver que el pozo estaba seco y el burro era viejo, decidió llamar a sus vecinos para, entre todos, sepultar al burro y tapiar el pozo. Así pues, cada vecino llevó consigo una pala de sus respectivas casas, y una vez congregados, empezaron a cargar las palas y a tirar tierra al pozo. El burro que de dio cuenta de todo, empezó a llorar suplicando que no lo hiciesen, que él no merecía tan desafortunado destino, que suficiente carga era ser burro, como para caer en un pozo, y encima morir enterrado vivo. Los vecinos desoyendo las súplicas del burro, siguieron echando tierra, hasta que de pronto, el burro dejó de llorar. Los vecinos, sorprendidos, se miraron pensando que no habían echado suficiente tierra como para sepultar al burro, y a continuación, miraron dentro del pozo. Resultó que el burro había aprendido a deslizar la tierra que le caía encima, por su lomo, y a pisar los montones que le tiraban. De este modo, el nivel del suelo fue subiendo, y el burro consiguió salir del pozo por su propio pie, gracias a la tierra que le habían tirado para acabar con su vida - concluyó el espíritu.

-Bueno. Muy bonito lo pintas, pero eres solo un espíritu y no sabes por lo que paso yo - reiteró Omar.

-¡Te voy a decir una cosa Omar, porque me estás cabreando ya con tus tonterías! – contestó el espíritu sin prácticamente dejar a nuestro protagonista acabar - ¡Todo lo que tienes, no lo aprecias y no lo mereces! ¡Gente con menos cosas que tú, aprecia lo que tiene y sabe disfrutarlo! ¡Deja esa mentalidad de perdedor y aprende a aceptarte tal y como eres!

Tras decir esto, el espíritu hizo el mismo sonido desagradable con la axila, y en un instante, Omar se encontraba en su cama como si nada hubiese pasado.

-Me habré quedado dormido otra vez. Qué sueños tan raros… Puto Disney, cómo juega con mi mente…

Dicho esto, Omar volvió a cerrar los ojos y a quedarse dormido.

Al cabo de unos minutos, un aire gélido entró por una pequeña rendija de la ventana. Este aire circuló por la habitación y se materializó en el borde de la cama de Omar, en forma de una joven muchacha. Al notar los pies fríos, Omar se despertó para intentarse abrigar pensando que, con tanto teletransporte, se habría caído la manta. Al levantar la cabeza y ver a la chica gélida, casi le dio un soponcio.

-¡Vamos, no me jodas! ¿Otro espíritu? ¡Ya podríais haber venido todos a la vez y dejarme dormir tranquilo, hostias! ¡Esto de dormir a trompicones debe producir cáncer cuanto menos! – refirió Omar a la joven.

Al girarse la muchacha con una sonrisa, Omar se estremeció. Esa cara la había visto antes. Sí, era una de las chicas que le habían dado calabazas a lo largo de su vida.

-Mira. Yo ya paso de ir a ningún lado y menos contigo, espíritu. Ya te podrías haber materializado en otra persona. Tanto tocarme las narices durante toda la noche, ahora encima a tocarlas con ganas – y acto seguido, Omar se tapó la cabeza con las mantas.

- Uy, pues yo pensaba que ya lo había superado... bueno...  Querido Omar. He venido a llevarte al futuro. Quiero que veas algo. – dijo la joven mientras miraba sonriente a nuestro protagonista.

Este la ignoró durante un rato, hasta que dijo:
-Bueno, pero que sea rapidito. Con esa cara no sé decirte que no… menudo pagafantas estoy hecho…

Acto seguido, el espíritu de las navidades futuras dio tres palmadas y se teletransportaron a un lugar luminoso. Se trataba de un pasillo que rápidamente reconoció Omar como la universidad donde estudió. Estaba vacío, pero pronto se abrió una puerta y empezó a salir gente. Al ser seres incorpóreos, eran constantemente atravesados por la multitud, pero el espíritu le hizo un gesto con el dedo a Omar para que se acercasen al interior del aula. Ahí, dos estudiantes sentados, hablaban mientras comían un bocadillo.

-Ahora escucha de lo que van a hablar estos estudiantes – dijo el espíritu de las calabazas futuras.

-Pues se ve que ha muerto, pobrecillo, descanse en paz. La verdad es que era buen profesor en el fondo – dijo un chico joven con aspecto imberbe.

-¡Qué dices, tío! A mí me hizo ir a las recuperaciones por sacar un cuatro con nueve. Menudo hijo de puta era. No me alegro que se haya muerto, pero vamos. Era un cabronazo. Además, sus chistes eran malísimos, ya no hablemos de cuando descubrimos su canal de YouTube de cuando era joven, buah, ¡qué patético! – contestó otro chico con evidentes problemas de sobrepeso y sudoración excesiva.

Omar, con lágrimas en los ojos cogió a la chica espíritu del brazo y le dijo:
-Por favor, vámonos. Ya he pillado que hablan de mí. No me gusta que se rían de esta forma sobre mi muerte. Es cruel. Quiero ir a casa – dijo Omar mientras una lágrima se desprendía de su párpado para fluir por su mejilla.

-Espera un poco y verás – dijo la chica espíritu del futuro.

-¡Qué cabrona, me haces sufrir en vida, y ahora en forma de espíritu materializado! – replicó Omar mientras volvía a dirigir su atención a los jóvenes.

-Ya ves… ¡O el blog donde contaba sus fracasos amorosos! ¡Fue la risa cuando llegó a clase y se encontró el blog abierto en el proyector! Como profesor un cero. Y más cuando nos puso vídeos de 4chan para explicarnos lo que era un traumatismo craneoencefálico. De verdad, es que no era serio.

-O cuando nos pasó las preguntas del examen en el Power Point, y resulta que eran falsas. Qué trollazo de profe. Eso sí, se enrolló mucho cuando en la recuperación colgó el examen en el Moodle el día antes del mismo examen, y sin avisar a nadie – dijo el chico imberbe mientras esbozaba una sonrisa entrañable.

-Ya. Era un cabronazo, pero era nuestro cabronazo. El típico profe con el que aprendes de verdad, y no uno de estos que leen la presentación, hacen un examen, y el resto de cosas les dan igual. Con él aprendías y te descojonabas en clase. Descanse en paz – dijo el chico con sobrepeso.

-¿Ves? Te lo dije. Te recuerdan por cómo eras y cómo les trataste. No tienen ningún rencor, porque con tu forma de ser es imposible que te lo guardasen. ¿Recuerdas a ese profesor que te dijo “nunca cambies, Omar”? Pues aquí tienes una muestra de cómo te verá la gente si sigues siendo el mismo. – dijo el espíritu dirigiéndose a un Omar sonriente.

-A veces cuesta ser así cuando ves que todo se va al garete. Con el corazón roto y un futuro incierto, cuesta creer que haya un futuro para sonreír – respondió Omar mientras aún contemplaba a los dos jóvenes.

-Lo hay Omar. La vida vale la pena precisamente porque las cosas nunca salen como las planeamos, incluso las que prevemos que irán mal. Ahí es donde reside la gracia de estar vivos – contestó la chica espíritu de las calabazas futuras, que después de decir esto, aplaudió nuevamente, y devolvió a nuestro protagonista a su cama de nuevo.

A partir de ese día, Omar aprendió una valiosísima lección. Nunca debemos sucumbir a las inclemencias de la vida, ni nos debemos dejar tumbar por las hostias que nos da nuestro aciago destino. La clave de ser feliz es entender que todo eso forma parte de nuestra vida. Y con esa lección aprendida, durmió toda la noche.


Hasta que apareció otro ser en la habitación…

- ¡Despierta Omar! ¡He venido a salvarte! – dijo el señor, trajeado y con aspecto de salir de un after.

- ¿Otro espíritu? Pero si ya han venido 3…

- ¡Mierda, llego tarde! – dijo el ente mientras se rascaba la nuca – Oye lo que te diré, no te fíes de esos seres, son Gelth, extraterrestres que pretendían controlar tu cuerpo, y puede que hayas sufrido alucinaciones, están formados por gas.

- Pero ¿qué…?

- Créeme, soy doctor – y acto seguido, el personaje salió corriendo, dejando tras de sí un sonido de ondas cósmicas.


- Menuda noche me están dando. Mañana pongo doble cerradura en la puerta…

Oye Cursiva, pues muy bien este episodio de Ataque a los Titanes. Me ha gustado.

“¡Oh, vaya, Omar! ¡Ya has vuelto!”

Sí, eso creo. Bueno. Me voy a poner a escribir la entrada de esta… uh, ¿y todo este tocho que has escrito?


“Nada. Una historia que me ha dado por escribir… Ya sabes que me encanta criticarlo todo”.

miércoles, 21 de diciembre de 2016

Crónica de una liga de debate: A la tercera, va la vencida

24-11-2016
Recuerdo perfectamente ese día, demasiado incluso. Cada detalle, cada palabra, cada textura, cada color, cada esquina y cada recta. Era 12 de noviembre del 2014, y después de una formación previa a la liga de debate de la UdG me dijeron por WhatsApp que mi padre estaba en el hospital. Fui pitando y al llegar me senté al lado de mi padre, que estaba en una camilla en un box de urgencias del hospital de Girona, a las 23h mientras esperaba resultados por un dolor abdominal.

En ese momento, sentado con mi padre tumbado mirando hacia mí, le empecé a explicar lo que había hecho ese día, como siempre hacíamos cuando llegaba a casa de la universidad. Él me escuchaba como poca gente hace, y me aconsejaba como nadie. Ese día escuchaba más callado intentando entretenerse y dejar de pensar así en su dolor.

Ahí fue cuando le prometí algo que siempre pienso cumplir pase lo que pase. Además también le dije que seguramente ganaríamos la liga de debate. Esa cuenta ha quedado pendiente, y debo saldarla, aunque me cueste sangre, sudor, y lágrimas.

7-12-2016
Hemos superado las eliminatorias como primeros de grupo. La alegría es contenida. Aún nos quedan dos debates decisivos y no podemos fallar. Además, para semis nos toca un rival durísimo que no nos lo pondrá nada fácil. Habrá que trabajar mucho.

16-12-2016
Ayer pasamos a la gran final. No estoy nervioso. Me siento como el león al que ponen la presa delante y se la quitan para hacerlo rabiar. Tengo unas ganas locas de salir ahí y hacerlo bien, dejar a todo el mundo pasmado y vencer. Tenemos un magnífico equipo, y los rivales son buenos. Pero eso no me pone nervioso. Esta vez sí. Esta vez ganaremos. No se trata de que podamos o no podamos. Se trata de que debemos ganar. Y lo haremos. 


21-12-2016
Vale, hemos ganado, pero tampoco nos pasemos. La entrada de blog estaba quedando súper bonita y emotiva, pero vamos a bajar un poco el nivel.

El jurado estaba comprado, habíamos puesto trampas al equipo rival y nos copiamos totalmente la línea argumental de otros equipos (todo esto es mentira, pero mi vileza me impide ganar algo de forma honrada, así que, imaginad que no hemos ganado el debate de forma justa y que sigo siendo el ser malvado que acostumbro. De hecho, pensad que iba al debate con capa y colmillos de vampiro, por favor).

Ahora mismo, más allá del debate, tengo una sensación curiosa. Nunca en mi vida había ganado un primer premio. Nunca había sido campeón de nada. Es una sensación rara… ¿cómo describirla? Me siento… ¡DE PUTA MADRE!

No, ahora en serio, es un respiro. Me he quitado una espina importante. Estoy muy y muy contento por haber podido compartir una liga de debate con unos colegas de equipo como los que he tenido, y haber competido con la gente con la que he competido. De hecho, esto no tendría mérito alguno si no hubiese participado la gente que ha participado, muy grandes y con mucho valor todos.

"¡Menudo egocéntrico estas hecho! ¡Si has ganado ha sido gracias a tu equi... espera... ¿¡qué!?"

Dicho esto, no sé qué va a ser de mí, pero algo tengo claro. Algún día le enseñaré a mis nietos esto, y les explicaré mis peripecias entre debate y debate, desde que empecé hace 3 años, hasta que la finalice, ya sea hoy, mañana, o de aquí unos años. Es muy bonito esto, y lo que ha costado hace que lo valore más ahora.


PD: Y prometo no repetirlo y regodearme en la victoria, aunque ya sabéis que soy muy pesado (juejeje).

PD2: Hoy publico, pero es que tenía pensado subir el sábado un especial de nochebuena, y además estaba esto entre medio, así que...

viernes, 16 de diciembre de 2016

Alí Babá, el ISIS y la indiferencia occidental VII


“No me lo puedo creer. ¡El “Blog políticamente correcto de Omar Habbab” habla de política con su nueva entrada sobre oriente próximo!”.

Para los nuevos, os dejo la 1era, 2da, 3era, 4arta, 5ta, y 6ta entradas previas. Después de leer cada una de ellas, podemos rememorar la historia del conflicto sirio y la formación del ISIS. Pero dicho esto, vayamos al ajo, que quedan muchas cosas que comentar.

En la última entrada hablé de la pérdida de territorio por parte del ISIS, de su pérdida de poder militar, y de su próxima derrota, además del atentado de Orlando, y el de Turquía (que sucedió antes del presunto golpe de estado a Erdogan).

Para hacer un resumen rápido, diré que mientras yo publicaba cosas sobre el amor, el mundo era un caos. Los atentados de Niza, la detención del cabeza de los atentados de París, la parcial recuperación por parte del ejército iraquí de Mosul, o la total recuperación por parte del ejército sirio, de Alepo. Todo eso, en… ¿cinco meses? Impresionante. Qué rápido pasa el tiempo.

Pues sí, todo sigue hecho una mierda un caos. Es imposible no asquearse por semejante panorama, y preguntarse si realmente vale la pena seguir confiando en una humanidad que sigue mirándose el ombligo mientras en la cuna de la civilización se matan a bombazos. Para colmo, la gente en Facebook comparte vídeos de gente pidiendo socorro, sin ni tan solo tener idea de cómo va el conflicto, cómo está avanzando y qué queda por delante.

Os cuento yo, que tengo más conocimiento probablemente que vosotros en el tema (por desgracia para mí, que tengo familia ahí). Alepo está dividida ahora mismo, y mientras aún quedan rebeldes atrincherados en la ciudad, la mayoría se han replegado a poblaciones del norte, en su conexión con el aeropuerto. Es ahí donde se espera que se acaben disputando las batallas finales de Alepo, pese a lo que os puedan vender de los medios. Ya sé que en algunos lugares dicen que se está bombardeando el este, y blablabla. Sí, sí, pero eso es ahora. La semana que viene Alepo estará totalmente controlada por el gobierno y su objetivo será perseguir los rebeldes al norte (mirarán de escapar a la frontera con Turquía), y la ciudad de Idlib, donde existe otro punto clave de rebeldes. En esta última ciudad, la batalla se prevé más corta, pues el terreno es menor, y el siguiente objetivo serían Palmira, algunas poblaciones cercanas a Damasco, y finalmente Raqqa.

Además esta última semana ha habido un atentado cerca del estadio del Besiktas en Turquía, una bomba en una iglesia de Egipto, y la pérdida de la ciudad histórica de Palmira, en Siria, reconquistada por el ISIS. 

Pero, ¿por qué hacer una nueva entrada?

El otro día asistí a una conferencia que hacía un reportero de origen vasco, que trabajaba en Venezuela, para una cadena de televisión rusa. El libro iba sobre Bashar Al Assad, y se pasó toda la conferencia alabando su figura. De hecho, lo calificó como “héroe”, a lo que yo, que había pedido la palabra como habitualmente hago en todas las conferencias (solo para tocar las narices), le dije “no considero que Bashar sea un héroe” y todo el mundo se giró de forma alarmante. En aquellas milésimas de segundo, sentí mi vida peligrar. Os lo juro.

Por suerte, mi discurso ya estaba planeado, y dotándome de las artes más maquiavélicas, tejí un entramado de artimañas lingüísticas que ganó la opinión pública con un “creo que los verdaderos héroes son las personas que siguen en Siria pese a todo, intentando hacer su día a día con lo que pueden y como pueden”.


Sinceramente, no dije nada que no pensase. De hecho, cuando salí de la conferencia con la que había ido con un buen amigo, estuve reiterando hasta el punto de hacerme pesado, lo inconsciente que era ir a un sitio así, lleno de jóvenes desnutridos de ideas, y soltar algo como “Bashar es un héroe”.

Mi opinión política es la siguiente. Todo eso del “Welcome refugees” es postureo político que queda genial para ganar elecciones. Lo malo es que acoger refugiados no es la solución. De hecho, no es más que poner un parche a una chaqueta, que está rota, además está también en llamas, y se va precipitando desde un avión a 2000 metros de altura sobre un mar de ácido.

La verdadera solución está en arreglar Siria, y la imparcialidad de occidente no ayuda nada. Se armó a rebeldes para derrocar Al Assad, se inició una guerra encubierta entre títeres de EEUU y Rusia, y ahora se pretende que sea la sociedad siria la que sea estigmatizada como “los refugee”. Como medio-sirio, me duele el corazón.


Dicho esto, y como no podía ser de otro modo. ¡HABLEMOS DEL ISIS, QUE ES A LO QUE HEMOS VENIDO! 


Además que solo le queda parte de Mosul y Raqqa entera (o loque queda de ella), últimamente está muy taimada la situación por lo que atentados se refiere. Y que siga así, más allá de lo que puedan amenazar. Ya sabemos que “perroladrador, poco mordedor”.


De todos modos, todo apunta a que, una vez el ejército sirio de Bashar Al Assad, haya recuperado Alepo, probablemente focalicen más esfuerzos en Raqqa. Además, cuentan con la ayuda de los bombarderos rusos. Que sí, que matan inocentes, pero no sé si es más selectiva una bomba de un avión, o un coche bomba de un terrorista. 



PD: Uf, siempre me queda mal sabor de boca al hacer una entrada de esta saga. Creo que voy a intentar acabar de forma más amena y entretenida… 







jueves, 8 de diciembre de 2016

Me han roto el corazón


El otro día estaba pensando, y ya sabéis que pensar demasiado a veces no es muy bueno. En mi caso es peor, porque se me ocurren unas cosas que después acabo plasmando en el blog, y es ahí cuando empezáis a intuir que algo falla en esta cabecita que se aguanta sobre mis hombros. Intuición falsa, aquí no pasa nada, circulen.

El caso es que el otro día acudió a mi consulta del amor (o llamadle como queráis al hecho que te pida consejo un colega), una persona con el corazón roto en mil pedazos. Se ve que le dieron calabazas. Bueno. Después de explicarle muy amablemente que no preguntaba precisamente a la persona adecuada, se me encendió la bombilla.

Le planteé tres acciones que debía hacer después de sufrir unas calabazas como un campanario. Pero antes de entrar en materia, ¿qué son unas calabazas?

Una calabaza es el fruto de la planta Lagenaria, o bien dícese cuando una persona a la que profesas un sentimiento de afección relativamente profundo, te dice que no es recíproco. En ese momento, te está dando calabazas (que ojalá te las diese de verdad, porque así eso que te llevas, luego haces un puré de calabaza o algo, y se te van todas las penas).

Volviendo a los tres puntos/acciones que le propuse. Fueron los siguientes:

1. Llorar y arrepentirte. Este punto es terrible. A nadie le gusta aguantar todo el día a una persona que se pasa las mañanas y las noches llorando y preocupándose por algo que hizo, hizo mal, o simplemente no hizo. Este punto muerto yo lo solucionaría con un par de hostias consejos. Pese a mi buena voluntad, lo que necesita una persona en este estadio de la enfermedad calabazil, es la compañía de buenos amigos que le eviten entrar en una espiral autodestructiva. La vida va más allá de lo que piense de ti una persona en concreto. Levanta la cabeza y sonríe, princeso o princesa, que somos miles de millones en este planeta. Esto es solo un tropiezo en la inexpugnable cuesta que te llevará al éxito.

2. Olvidarte de él o ella. Cuesta olvidar a una persona que tienes incrustada en los sesos, y más cuando ha sido durante tiempo. Lo que sí ayuda es pensar que, mientras para ti ha sido una página del libro de tu vida, para la otra persona solo has sido una página de libreta, y de espiral, de las que se arrancan con suma facilidad. Si la otra persona no está mal, nada te debería preocupar. Olvida todo, empieza de nuevo y sé libre. Tú pierdes una persona que no te quería, pero la otra persona pierde alguien que sí le quería. Y parafraseando una afirmación de Game of Thrones, en el juego del amor, o se gana, o se muere. En este caso para olvidarte de la otra persona no hace falta que llegues al extremo de envenenar su bebida al estilo Joffrey Baratheon, pero sí te ayudará borrarla de tus redes sociales. Borrón y cuenta nueva.

“Estoy tomando apuntes, sensei del amor, pero, ¿y si queréis seguir de amigos?”.

A los cuatro años mi padre me contó que los Reyes Magos no existían. Yo sorprendido más que desilusionado, le pregunté si el ratoncito Pérez tampoco existía, a lo que me dijo que tampoco, que todos los regalos los pagaban él y mi madre con el dinero ganado del sudor de su frente. Así que no, amigo. Ni los Reyes Magos ni el ratoncito Pérez existe. No te engañes.

3. Este punto es algo polémico, así que a partir de ahora procuraré vigilar debajo del coche, no me vayáis a dejar algún artefacto explosivo tras lo que voy a decir. Ya me ha pasado muchas veces en el Democracy (un videojuego en el que simulas ser presidente de algún país, y en el que en su versión africana, siempre me acaba matando un grupo terrorista feminista).

Sé un pulpo.

Entiendo que pueda sonar raro, pero los pulpos son sentimentalmente felices (los machos, las hembras después de ser inseminadas, protegen los huevos, los oxigenan, y tras un mes sin alimentarse, muere cuando se abren los huevos (sorry girls).

Me explico, los pulpos tienen tres corazones. Más allá de la explicación biológica que tiene, el caso que nos ocupa es que tienen tres. No uno como los humanos. Tres.

Si le rompes el corazón a un pulpo, da igual, le quedan dos, y mientras se le cura uno, aún puede vivir como un pulpo normal sin que, por culpa de unas calabazas, este deje de vivir como hasta ese momento.


Sé un pulpo. No te dejes amedrentar porque una persona no te corresponda. Aún te quedan 2 corazones. 

PD: Si no me mata un grupo terrorista feminista, me matarán unos biólogos enfurecidos. Esta entrada me ha quedado demasiado estilo Playground. Lo reconozco. Soy un malote.

PD2: Otra cosa que puedes hacer es crecer. Crece como persona, usa un poco la empatía, y entiende que la otra gente también puede decir que no. Y, al igual que tú, cuando dicen que no, no es un "sí, pero insísteme". Un no es un no, tanto si eres tío, como si eres tía. Acéptalo, crece, enfádate si quieres, pero si tú eres libre, los demás también lo son. Así que crece, deja de sentirte el centro del Universo y aprende que no todo depende de ti. En ocasiones, por mucho que hagas, no hay nada que hacer.

Y nada de venirse a bajo.


Hay un momento en la vida en la que es muy y muy importante saber decir que no, saber aceptar un no, o saber interpretar las señales para provocar ese no. Y es justo cuando una relación supera el lindar de lo psicológicamente sano, y una de las dos personas empieza a aprovecharse de la otra a sabiendas que esa persona está enamorada, es en ese momento cuando hay que dejar el gilipollismo del enamoramiento de lado, y pensar en uno mismo. Hay relaciones que te dejan el autoestima por el suelo, y es mejor saber cortar cuanto antes una relación con alguien gilipollas/caraculo/subnormal, que acabarse haciendo más daño de la cuenta.

Al final ese o esa gilipollas/caraculo/subnormal, acabará creciendo, y puede que una vez haya madurado, siga siento gilipollas/caraculo/subnormal, pero entonces ya no será problema vuestro, porque habréis sabido cortar ese vínculo cuanto antes, y ojalá esa persona se quede eternamente sola hasta que aprenda que no se va a ningún lado siendo gilipollas/caraculo/subnormal. Y si no lo aprende, para eso cobramos los profesionales sanitarios.

Sugerencia de peli que debéis apuntar. 500 days of Summer.

Dicho esto, solo añadiré una cosa más. No dejéis nunca que la actitud o los comentarios de nadie, os minen el autoestima. Nunca. Más vale un "que te jodan" a tiempo, que un "que gilipollas he sido". Sinceramente y con el corazón en la mano.

jueves, 1 de diciembre de 2016

Mi regalo de cumpleaños: Gracias y adiós


Antes que penséis lo que no es por el título…

“¡Sí, al fin cierras este endiablado blog y te dedicas a tus cosas para dejarnos definitivamente en paz!”.

No. Esta entrada es un especial porque hoy es mi cumpleaños, hago 24, y he decidido tomar las riendas de mi vida sin miedo a equivocarme. La entrada va dedicada a unas personas que ojalá se den por aludidas porque tampoco voy a decir sus nombres. (No te flipes, lector cursiva, que el blog seguirá).

Además, creo que esta entrada de blog es totalmente necesaria. Cuando sea un señor mayor de estos que miran obras y refunfuñan todo el día, quiero leer esto con mis gafas de señor mayor desmejorado, y pensar en lo mucho que hice, y lo poco que me valoraba a mí mismo. Quiero enfadarme, y luego quiero dar la lección a mis nietos para que aprendan que sí, solo se vive una vez, que sí, hay que aprovechar el tiempo, pero que sobre todo, hagan las cosas con el convencimiento suficiente para no arrepentirse nunca. Y ahora sí.

Gracias. Muchísimas gracias. De todo corazón. 

Como ya he dicho, hoy es mi cumpleaños, y como últimamente me da mucho por revisar fotos antiguas, estuve mirando fotos mías de hace tiempo y dándome cuenta de cómo he llegado a cambiar al largo de los años. Seguramente más en los últimos de la carrera y sobretodo estos dos últimos, por cosas de la vida, he cambiado mucho.

He aprendido cosas, he ampliado mi círculo de amistades, pero si algo he cambiado de verdad, ha sido mi forma de ser y actuar. En esencia sigo siendo el mismo, pero de carácter, he cambiado totalmente, y eso se lo debo a la gente que ha aparecido en mi vida, pero también a los que han desaparecido.

Solo puedo y quiero tener palabras de gratitud en este momento, y lo cierto es que podría no tenerlas, y este blog podría bien ser un blog donde invocase a mil diablos para que hiciesen justicia a cambio de toda mi maldita suerte.


Pero no. No me sale de dentro. Lo único que puedo hacer es dar las gracias y decir adiós. Y ojalá las personas a las que me refiero, se den por aludidas. Decían en Love Story que amor significa no tener que decir nunca un "lo siento". La película era de las favoritas de mi padre, pero realmente no tiene coherencia porque el final es terriblemente malo, y si uno es un capullo, pues un "lo siento" no soluciona, pero tampoco está de más.

La gente entra en la vida de uno sin que éste se dé cuenta, y cierto es que sale también sin que uno se imagine que será la última vez que verá a esa persona. Un día conoces a una persona, quedas, y ya nunca más vuelves a saber de aquella persona precisamente por un cúmulo de circunstancias llamado generalmente como “vida”. “La vida es así” dije en el discurso de graduación donde me despedí de muchísimos amigos a los que veía cada día y algunos con los que puede que no me vuelva a cruzar. La vida es así, llena de luz, llena de color...

La vida y el tiempo. El tiempo y la vida. ¿Estamos aprovechando el tiempo a sabiendas que vamos a morir? El ser humano tiene más preocupaciones que esta, y gracias a eso, es posible ser feliz con las cosas que hacemos.

El tiempo pasa incansable,
bajo la lluvia de noviembre.
Espero tu mirar amable,
y descansar para siempre.

Mil noches en vilo pasé
pensando en lo que hice mal,
la verdad fue que ignoré
que tú no estabas igual.

La vida de todo ser son dos días,
medio ya creo que lo he pasado
aguantando todas estas tonterías.

No vale frustrarse si no fragua
el amor que pronto empezó tonto
y se ahogó en un vaso de agua.

Y adiós.

¿Y adiós por qué? Adiós porque hay que saber soltar aquello que no es nuestro y no necesitamos ni nos necesita. Decía un proverbio chino que, si realmente amas una flor, la dejarás dónde la viste, precisamente porque, si la arrancas, se pudrirá y morirá. En cambio, si la dejas en la tierra, vivirá lo que debe y donde debe. Puede que no la disfrutes tanto como te gustaría, pero cierto es que la otra opción es demasiado egoísta. Obsérvala, riégala cuando lo creas conveniente, y no intentes poseerla, porque será entonces cuando todo se estropeará. 

Este proverbio lo leí de pequeño en un libro de relatos cortos, y desde entonces no me lo pude quitar de la cabeza.

“Un poquito pagafantas ese proverbio, ¿vas a culpar a un asiático medieval de tus fracasos amorosos?”.

Así pues, como decía, la gente entra en nuestra vida, y se va sin decir nada. Lo mejor que podemos hacer es aprender de todo el mundo que por casualidad y fortuna, se ha cruzado con nosotros, y saber decir adiós cuando es oportuno. Porque nunca se sabe cuándo puede ser la última vez que veamos a alguien, y si realmente ha sido alguien que ha influido en nuestra forma de ser, hemos de ser capaces de decir adiós.

Si te vas te pido algo,
vete sin ningún reparo.
La puerta, ciérrala bien,
yo diré cuándo la abriré.

No necesito compasión,
para nada eres mi obsesión.
La vida apenas he perdido,
pues de mis errores he aprendido.

Las oscuras becquerianas golondrinas,
se aburrieron muy temprano al saber,
sobre nuestras acomplejadas vidas.

Me callo ya suponiendo que para vos,
me estoy haciendo ya muy cansino.

Sin más alargo pues, gracias y adiós.

¿Por qué? No hay nadie en este mundo mejor para influirnos que nosotros mismos. No hay nada en este mundo más importante para nosotros que nosotros, ni a nadie hemos de querer más que a nosotros. Esa es la verdad y todo el resto de cosas es basura. El qué dirán, el cómo nos mirarán, el qué estarán pensando o el qué pasará. El momento es ahora, la persona eres tú mismo. Todo el resto son cosas artificiales y basura mental que hay que sacar antes que pase el camión y se quede dando peste. Esa es la realidad.


Nos levantamos cada mañana pensando en las cosas que hemos de hacer porque vivimos en una sociedad en la que, si no haces lo que debes, eres repudiado, miran mal, piensan mal. Da igual. Lo importante eres tú mismo. Da igual lo que piense el resto, da igual lo que te digan, da igual que no te valoren por quien eres ni por cómo eres. El mundo es cruel y lo seguirá siendo, aunque bajes la cabeza y te rindas. No les des ese gusto. Sigue adelante, piensa en ti y disfruta del ahora porque nada ni nadie merece robarte tu valioso tiempo más que tú mismo. 

No tomes un consejo como una ley firme. Piensa tú, y actúa en consecuencia. Solo así podrás tomar las riendas de tu vida y ser realmente quien quieres ser. Solo así serás feliz.

PD: Me embarga una extraña sensación de tranquilidad después de publicar esto. 

jueves, 24 de noviembre de 2016

¿Qué es la felicidad?


Decía Béquer, “¿Qué es poesía?, dices mientras clavas en mi pupila tu pupila azul. ¿Qué es poesía? ¿Y tú me lo preguntas? Poesía... eres tú”.

Pues lo siento Gustavo, pero no hablaré de lo que es la poesía, porque precisamente es un término ya acuñado en el diccionario, y este blog es más de prosa.

Gustavo Adolfo Bécquer: “¡Maldito seas Omar, he pactado con el diablo la venta de mi alma por tal de viajar en el tiempo y saber qué opina alguien de tu calibre, sobre mi poesía!”

Sorry Gus.

Hoy voy a explicar de forma larga y extensa lo que es la felicidad. Y me he documentado mirando una película como “En busca de la felicidad” o “El Padrino” (sé que muchos pensaréis que ver El Padrino no es documentarse para hablar de la felicidad. La verdad es que, si uno ve la cara de Michael después de suceder a su padre, y matar a cierta persona, en cierto coche, con cierto estrangulamiento, se entiende todo a la perfección).

Ser feliz significa hacer algo.

Y hasta aquí el blo…

“Espera, espera, ¿ya?”.

Bueno, no creo que haga falta decir demasiado más para explicar lo que es la felicidad. Felicidad es querer y sentirse correspondido, trabajar y sentirse realizado, o incluso se puede ser feliz con simplemente una cena de familia de esas que nunca sabes cuándo va a ser la última en la que os reunáis todos y por tanto decides disfrutarla al máximo.

En definitiva, uno no puede ser feliz si no hace nada o hace lo mismo de siempre. Por eso hay gente a la que ir a trabajar le hace feliz, otra que necesita vacaciones y viajar para ser feliz, otra a la que estar en casa tranquilo, después de un día ajetreado le hace feliz… La concepción de felicidad depende de cada persona. 

A Will Smith en “En busca de la felicidad”, le hacía feliz entrar en una empresa y trabajar siendo explotado probablemente, por unos jefes autoritarios, pero consiguiendo así suficiente dinero para mantener a su hijo en unas condiciones estables. Pero para su hijo, igual que para la mayoría de niños, la felicidad es jugar. A las parejas de adolescentes les hace feliz estar con su pareja, y les da igual el resto de mundo (lo cual es bastante poco racional, pero cada uno con sus trastornos de conducta, no voy a juzgar a nadie).

Ahora bien, ¿la felicidad tiene algún tipo de sentido evolutivo que nos haga pensar que ha sido concebida para mantenernos con vida? Obviamente la infelicidad no parece la mejor manera para vivir lo suficiente para reproducirse. Aun así, pensar que Bambí no se consiguió reproducir porque vivía en un estado permanente de depresión ante el trauma de ver a su madre morir asesinada delante de él, tampoco parece muy de sentido común.

Con esta última referencia grandilocuente (me referiero a Bambi), quiero decir que, la felicidad, pese a ser importante para nosotros, no la incluye como uno de los instintos básicos de los seres vivos, como son el reproductivo, o el de supervivencia. Esto está claro a no ser que sufras alguna patología psíquica que te induzca, por ejemplo, a tener tendencias suicidas, o a la promiscuidad sin control.

"O así sería si no fuese porque la sociedad en la que vivimos nos vende un modelo de felicidad irrealizable que nos obliga a ser infelices por siempre dado que todo acaba siendo artificial y de eso no nos damos cuenta hasta que comprendemos el verdadero valor de las cosas que nos rodea, y entendemos qué sería del mundo si nosotros no estuviésemos en él".

¿Y vosotros qué opináis? ¿Qué es la felicidad para vosotros? Comentad lo que os hace felices, si queréis, que os leeré con mucho gusto.

La semana que viene resulta que el jueves coincide con el día mundial del Sida, y mi cumpleaños (no sé por qué siempre acaban coincidiendo estas dos fechas), así que miraré de hacer algún blog especial de esos que marcan un antes y un después en la historia de la humanidad, como cuando Amstrong pisó la luna, Einstein publicó la teoría de la relatividad, o John Cobra se agitó el paquete en televisión.

jueves, 17 de noviembre de 2016

Anorexia, TLP y tocar fondo


Empezaré diciendo que en esta entrada no daré la chapa, sino que procuraré que sea entretenida para que quien la lea, aprenda y entienda el mensaje de todo.

La semana pasada estuve en un congreso de trastornos de la conducta alimentaria y obesidad, porque básicamente (y sin modestia alguna) me seleccionaron un resumen de una investigación que hice sobre blogs de Ana y Mia (Anorexia y Bulimia) y tuve que preparar un poster y presentarlo. La investigación tampoco era nada del otro mundo, no me lo explico.

El congreso era internacional y vino gente experta de todo el mundo a dar conferencias, así que entre el miércoles y el viernes, estuve vagando por Barcelona escuchando señores mayores hablando de sus cosas como quien echa un café en una terraza, pero con público. Había quien sí decía cosas interesantes, y luego había alguien que como yo, no sabía muy bien qué hacía ahí.

De todos modos, en un debate al que asistí sobre la comorbilidad (existencia de más de una patología) entre anorexia y el trastorno límite de personalidad (TLP), escuché algo que me recordó mucho a una película. Ya os he dicho que no soy demasiado entendido en el tema (de hecho no soy demasiado entendido en ningún tema) pero acostumbro a asociar las cosas a películas o series, y eso quieras o no, siempre hace que parezcas más listo de lo que en realidad eres.

Un doctor de Ciudad Real, dijo “a veces hace falta tocar fondo para que se den cuenta de lo que es realmente importante para ellas, y es entonces cuando pueden empezar la recuperación. Me pareció brillante, pese a que ya había oído algo similar en la película “El Club de la Lucha”.

Después de oír esa frase me di cuenta, y es que tocar fondo ayuda siempre. Somos seres humanos, seamos como seamos, tengamos la patología que tengamos, tocando fondo es cuando sentimos el instinto de supervivencia y además es cuando nos damos cuenta de quienes somos, y a qué damos valor realmente.

A esto otro doctor contestó que no, que si dejabas que tocasen fondo, entonces sí que no valorabas a tus pacientes, que dar tanta libertad a alguien con tendencias suicidas era una locura.

Aún no me he formado una opinión clara sobre el tema de la autonomía del paciente con tendencias suicidas. Seguramente necesitaré informarme más sobre el tema para poder opinar. Lo que sí es cierto es que, al mismo tiempo que tocar fondo ayuda a la recuperación, pero ¿cómo de fondo hay que estar dispuesto a dejar ir? ¿Existe libertad también en ese aspecto?

POR CIERTO, LA SEMANA QUE VIENE RESPONDERÉ A PREGUNTAS, SUGERENCIAS, OPINIONES Y COMENTARIOS VARIOS QUE ME HAGÁIS LLEGAR A TRAVÉS DE https://curiouscat.me/OmarHabbab 
YA SABÉIS, TOTALMENTE ANÓNIMO.

jueves, 10 de noviembre de 2016

El niño, Lucifer y barracas de Sant Narcís


Volviendo de barracas por la noche, en una de esas madrugadas cubiertas por una brumosa niebla, vi a lo lejos una imagen de alguien aproximándose hacia mí. En esas que empiezo a vislumbrar la altura de la persona y a escasos metros me doy cuenta que es un niño de apenas diez años. Me acerqué a él y le pregunté el motivo de encontrarse deambulando a esas horas de la madrugada en ese lugar, y dispuesto a llamar a la policía con mi teléfono móvil, el crío me cogió de la mano que tenía libre y me susurra “a ver, subnormal, que soy Lucifer y he venido a ofrecerte un pacto, macho, que hay que explicarlo todo”. Entonces recordé una frase de mi abuela “por la noche, en la calle, solo te vas a encontrar yonquis y putas” y la verdad es que ese niño mucha cara de yonqui no tenía.

Segundos después, tras un extraño movimiento de cielo y tierra digno de película de ciencia ficción, fuimos transferidos a un lugar totalmente distinto. Lava por las paredes, un calor asfixiante y un suelo rojizo era el atrezo de ese misterioso sitio. Pero algo me llamaba más la atención, ese maldito niño de diez años había tenido los santos cojones de llamarme “subnormal”. Al soltarme la mano se llevó una colleja entre oreja y oreja, a lo que respondió “pero vamos a ver, ¿eres tonto? ¿Quieres morir aquí mismo?”. Entonces lo comprendí todo. Ese niño había nacido en una familia desestructurada y tenía algún que otro trauma infantil, era mi deber reconducir esa actitud hacia algo más positivo para el pobre infante.

No obstante, el niño dejó de ser un infante en un golpe de magia para convertirse en la clásica imagen de diablo con cuernos y cola, de piel roja y musculatura desmesurada. Ahí ya entendí que muy normal no era la situación. “Uy, pues sí que es Lucifer, sí” me dije a mi mismo.

Ese extraño ser empezó a vociferar de forma escandalosa “así que tú eres Omar, vaya, vaya”. Yo sorprendido de que el diablo en persona me conociese, le pregunté sobre aquello a lo que me respondió “bueno, para no conocerte... Somos grandes fans de tu blog políticamente correcto y lo leemos cada semana, en el inframundo tienes mucho éxito”. “Lástima que el AdSense no cuantifique las visitas infernales” pensé.

De todos modos te he traído por otro motivo, quiero ofrecerte un trato” me dijo el diablo en persona mientras sacaba un puro de su caja y se lo fumaba lentamente, haciendo anillos con su diabólica boca. “Quiero tu alma a cambio de un deseo, el que quieras”.

Un pacto con el diablo, magnífico. “Pero soy demasiado ambicioso para conformarme con un solo deseo” le dije, “por un alma tan codiciada como la mía, pido 4 deseos”. Ahí estaba yo, con mis 23 años, regateando con el mismísimo señor de las moscas. “Ni de coña” me contestó, “no sabes con quien estás hablando, te podría pegar un leñazo ahora mismo y quedarme con tu alma a las malas”.

Pero a ver, listo, que eres muy listo, si hubieses podido hacerlo ya lo hubieses hecho” contesté, “última oferta, tres deseos o me vuelvo a mi mundo y rajo de ti en mi blog”.

Después de decir eso, el diablo hizo un gesto con la cara que arrugó su rojiza piel hasta el punto de supurar sudor de sus pérfidos poros. “Trato hecho, tú sí que sabes cómo tratar con tus fans” me dijo, “y ahora dime, ¿qué tres deseos quieres?”.

Ahí tuve que pensar mucho. La paz mundial siempre la había tenido en la cabeza, así como la inmortalidad y el conocimiento infinito. Claro que la paz mundial no es problema mío sino de los gobiernos, y si no se quieren poner de acuerdo, no iba yo a gastar un deseo mío para que ellos se llevasen la fama y los Nobel de la paz. Sobre la inmortalidad, ver morir a tus amigos y familiares mientras tu gozas de buena salud toda la eternidad, pues no es muy bonito (en realidad estaría genial, pero siendo el diablo tan maléfico como lo pintan, igual me hubiese convertido en estatua o reducido a partículas elementares eternas). Por último, sobre el conocimiento infinito, la verdad es que suena tentador, pero, a fin de cuentas, es cuando se es ignorante que se vive más feliz.

¿Sabes qué diablo? Me quedo con mi alma, y métete esos deseos por donde te quepan” le increpé, “y que sepas que eso de secuestrarme está muy feo, yo había dicho que estaría en casa a las 3 de la madrugada y ahora mismo no sé dónde estoy”.

Piénsatelo bien Omar” insistió de forma desesperada, “te estoy ofreciendo más de lo que tendrá nunca nadie jamás en toda la existencia viva del universo”.

¡Que te dejes de historias y me lleves a Girona ya, macho, que luego la bronca de mi madre por llegar tarde me la como yo” le exclamé ciertamente exaltado, “¡un segundo más y serás carne de cañón de mi blog!”.

Con los ojos lagrimosos, Lucifer (Luci para los amigos) chasqueó los dedos.

Dos parpadeos después, estaba delante de donde había aparcado el coche, y ya podía volver a casa. Miré el reloj y eran pasadas las cinco de la madrugada, así que cogí el coche y, conduciendo con toda la precaución posible, procuré llegar a casa tan pronto como pude.


Bueno, mamá, esa es la historia. Sé que parece una excusa muy mala para llegar tarde a casa, pero es la verdad. Y ahora si me permites, me voy a dormir que esto de viajar al inframundo cansa mucho.